Con algunos minutos de retraso, la ópera Tosca convocó en su estreno a un público que, prácticamente, no dejó butacas disponibles en el Teatro Nacional.
Previo al estreno de esta producción de la Compañía Lírica Nacional, el calor dentro de la sala era notable; sin embargo, el ingenio de los asistentes los llevó a utilizar el programa de mano como abanico.
Finalmente, a las 7: 45 p. m., apareció el director, Enrique Patrón de Rueda, y con él comenzó la puesta en escena.
Divertida. Las ocurrencias del Sacristán (Andrés Gómez) obtuvieron unas tímidas risas de la audiencia.
En cuanto al papel del tenor, Ernesto Rodríguez, como Mario Cavaradossi, quien debutó anoche, el público fue generoso, incluso se escuchó un fuertísimo grito de “¡Bravo!”, que salió de un sector de la luneta derecha.
Los celos de Floria Tosca (Elizabeth Blancke) provocaron nuevamente las risas en la gente, en especial cuando ella descubrió que su amado Cavaradossi pintó a María Magdalena, inspirada en una mujer conocida por ella.
La picardía de Blancke como Tosca generó una buena química con el público, quienes también aplaudieron su participación.
Al final del primer acto, el público aplaudió la participación de los solistas, del coro de niños y del sinfónico nacional, en esta ópera del compositor Giacomo Puccini.