Ofender al público

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Algunas de las piezas teatrales más atrevidas de Peter Handke (1942) se resisten al teatro. El austriaco, ganador del Premio Internacional Ibsen de Teatro del 2014, ha basado su carrera en incomodar, ofender y confundir: deslumbró enfant terrible cuando aún era posible hacerlo y, a su edad, no se ha quedado sin dardos.

El primer gran escándalo de Handke fue Publikumsbeschimpfung (Insultando a la audiencia), estrenada en 1966. Es una obra sin trama, sin personajes y sin desarrollo escénico. “Bienvenidos. Esta pieza es un prólogo”, dicen las primeras líneas. Es un prólogo para todo el teatro que no es – no la idea del Teatro, sino el arte escénico como se practicaba entonces –.

Insultando a la audiencia es un manifiesto contra la escena que solo podía representarse sobre la escena. Los cuatro intérpretes invitan a la audiencia a participar y, conforme avanza la pieza, ignoran sus reacciones; pronto le indican a la audiencia que es hora de sentirse ofendida.

Una y otra vez, Handke ha cambiado su lenguaje dramático para indagar en las posibilidades del acto escénico. Algunas obras se desprenden de la estructura dramática y los requerimientos del desarrollo de personajes para analizar el lenguaje mismo, el flujo y el poder de las palabras y sus múltiples significados.

El lenguaje es una imposición en una obra com Kaspar (1967), su primer texto teatral completo, inspirado en la historia de Kaspar Hauser, quien pierde su lenguaje por completo. Para Handke, utilizar el lenguaje es subyugarse a él, conformarse; por ende, su propósito en el teatro es liberarse de él para iluminar la condición humana.

No ha sido el teatro, sino su postura política la que ha provocado mayor escándalo en los últimos años. Durante las guerras balcánicas, tomó partido por Serbia, visitó la tumba de Slobodan Milosevic y a Radovan Karadzic, cuyo juicio por crímenes de guerra prosigue en La Haya. ¿Es mera provocación o política reaccionaria la de Handke?

De este lado del mundo, el austriaco es más conocido por su obra narrativa ( El miedo del portero ante el penalty , 1970). También en novelas y cuentos, su búsqueda de nuevas formas de expresión impresionan por su audacia y siembran amplias dudas en sus lectores.