Nuestra cordillera volcánica submarina

Con un centenar de volcanes submarinos, Costa Rica posee la cordillera más grande de América Central

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Costa Rica no solo posee las ya conocidas cordilleras de Guanacaste, Tilarán, Central, Talamanca y Costeña, sino, además, la del Coco, cordillera de volcanes submarinos, que se extiende a lo largo de 1.200 km desde las islas Galápagos (Ecuador) hasta la costa pacífica del sur de Costa Rica. De ellos, 815 km están en aguas territoriales costarricenses; es decir, es 1,75 veces más larga que el territorio nacional.

La cordillera submarina

Aunque la literatura científica habla de la existencia de la Cordillera Submarina Volcánica del Coco desde por lo menos 1971, la mayoría de los costarricenses desconocen su existencia.

Presenta una elevación media de unos 2000 m sobre el fondo oceánico y su cresta comúnmente está a unos 1000 m por debajo del nivel del mar. Su ancho es de unos 100-300 km. Sus flancos poseen pendientes abruptas y presenta, a lo largo de su cresta, depresiones tectónicas rellenas de sedimentos.

Tiene su origen en el vulcanismo de las islas Galápagos, donde la tectónica de placas, con una velocidad de 8 cm al año, va trasladando la cordillera como si fuera una banda transportadora, hasta la zona de subducción frente a la costa pacífica de Costa Rica. Empero, los volcanes submarinos se resisten a ser consumidos bajo el continente, y suelen ser los causantes de los terremotos, al irse desmembrando debajo de la zona de interacción de las placas Coco y Caribe.

La Isla del Coco, volcán extinto hace un millón y medio de años, es el único afloramiento subaéreo de esta cordillera submarina y la única isla oceánica tica en el sentido estricto de la palabra. Su vulcanismo, cuando estaba en su apogeo, era similar al de las islas Hawái. La topografía submarina deja entrever que la isla es tan solo la expresión subaérea de un gran volcán, de evolución compleja. La isla nació sobre el fondo oceánico hace unos tres millones de años y se levantó más de 2500 m.

Riqueza natural

La Isla del Coco y su cordillera poseen un valor incalculable de riquezas biológicas y geológicas que merecen estudiarse, evaluarse y protegerse adecuadamente, para lo cual hay que invertir en estudios multidisciplinarios.

Las corrientes marinas cuando se encuentran con estos montes submarinos, se ven obligadas a subir y, al hacerlo, se transportan una gran cantidad de nutrientes que están suspendidos en las aguas más profundas. Al existir este enriquecimiento, el plancton prolifera y otras especies se aprovechan para alimentarse y se establece una cadena alimentaria y un foco de biodiversidad biológica. Por ello, la isla es considerada como el segundo mejor lugar del mundo para el buceo y los avistamientos del tiburón martillo.

De ahí que la mayor riqueza de la Isla del Coco no son sus supuestos tesoros allí enterrados, sino la biodiversidad, una de las mayores en el Pacífico de América.

También posee importantes repercusiones para especies únicas (endémicas) y su evolución desde la formación de la isla, siendo un punto atracción esencial para la investigación marina.

Sin embargo, todavía falta por establecer si la cordillera del Coco es una barrera biológica o una zona de tránsito y conectividad biológica o ambas.

Además, la isla representa un punto geográfico excelente para la mejor localización de sismos y para medidas geodésicas del movimiento de placas.

Por otro lado, también se requiere cuantificar, como una reserva para el futuro, la presencia de hidratos de metano en el piso oceánico. Igualmente, hay que evaluar la posibilidad de presencia de metales valiosos tales como cadmio, níquel y titanio, fundamentales en la industria del acero, la tecnología de los reactores nucleares y la construcción de aleaciones para la fabricación de computadoras y naves espaciales.

Educación

La cordillera del Coco debe ser incluida dentro de los libros de geografía de Costa Rica y formar parte de los estudios de enseñanza primaria y secundaria, por la importancia que merece.

A ello se debe agregar que nuestro territorio marítimo es 11,5 veces más grande que el continental, siendo en área, el país más grande de América Central. Con ello no se comete el pecado de “invisibilizar” parte de la realidad geográfica y geológica nacional.

El autor es doctor en geología, y miembro de la Academia de Geografía e Historia de Costa Rica y de la Academia Nacional de Ciencias.