Ni héroes ni monstruos, pero sí seres extraordinarios

Muestra en los Museos del Banco Central. Con 42 obras de artistas costarricenses, una exposición recorre lo heroico, lo monstruoso y lo que transgrede la norma para reflexionar acerca de quiénes somos, nuestros miedos y nuestra expectativas

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Keylor Navas está allí, dibujado, como si fuera el Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci, sobre un mapa y una descripción de Costa Rica; también está el Hombre Araña, un niño retratado con su disfraz de superhéroe, o un Juan Santamaría sin rostro o que nos da la espalda entre trazos con acuarela.

¿Qué tienen en común personajes tan disímiles? Los tres son protagonistas e instrumentos de la nueva exposición de los Museos del Banco Central, llamada Héroes, monstruos y otros seres extraordinarios . Lo curioso es que, aunque el título condiciona, no encontraremos héroes ni monstruos, pero sí muchos seres que se escapan de lo ordinario, que transgreden la norma, los cuales ofrecen respuestas y devuelven preguntas acerca de nuestros miedos y aspiraciones como individuos y como sociedad.

A esos tres personajes se les ve en los bajos de la plaza de la Cultura como parte de un variopinto conjunto de 42 obras de artistas costarricenses, en que hay trabajos de José Miguel Rojas, Sila Chanto, Adrián Arguedas, Luisa González, Francisco Amighetti, Guillermo Tovar. Karla Herencia, Roberto Guerrero, Cynthia Soto y Joaquín Rodríguez del Paso, entre otros.

Desde el inicio, la exhibición obliga a cambiar la mirada, a cuestionar la supuesta normalidad y las razones por las cuales un grupo le asigna ciertas características a lo diferente.

“¿Qué hace la humanidad con aquello que excede lo ordinario? Creamos imaginarios acerca de seres, circunstancias y cosas. De esta forma surge lo heroico y lo monstruoso –como polaridades (extremos)– como explicaciones asociadas a nuestras aspiraciones y a nuestros temores”, explica María José Monge, curadora de la muestra y de arte contemporáneo de los Museos del Banco Central.

¿Quiénes somos? ¿Quién soy? Estas preguntas tejen los cuestionamientos y las reflexiones para poder avanzar de una pieza a otra.

Caminar y pensar

En la primera parte, un conjunto de obras interroga acerca del sentido de nuestra existencia; allí, por ejemplo, La bestial condición humana (1984), pintura de José Miguel Rojas, arroja una imagen grotesca acerca de eso que se reconoce, mas no es agradable.

También está la metamorfosis, la deformación y la hibridación como recursos para cuestionar los límites y cercanías entre lo monstruoso y lo heroico. Las fronteras son tenues y es precisamente en ese tránsito donde hay una enorme riqueza porque el espectador debe preguntarse qué pasa aquí, cómo dialogan estos trabajos.

Sin duda, el cuerpo es un tema fundamental, en especial porque las ideas (construcciones) sobre la normalidad y la sanidad se instalan incluso cuando los humanos no han nacido.

En Susurro , de Robert Rodríguez, encontramos a un bebé repleto de marcas en la piel , o el trabajo de Alejandra Segovia en que el cuerpo se hibrida con formas vegetales u ornamentos .

También está Boca-estómago-estómago , de Paulina Velázquez, en que el sistema digestivo se vuelve un ente autónomo.

Todo lo que se escape de la supuesta normalidad se le relaciona con lo monstruoso, se penaliza o, incluso, se le considera material para experimentos.

La poderosa pintura La higuera , de Adrián Arguedas, así como la pequeña y elocuente Majijo , de Juan Luis Rodríguez, son contundentes al discutir acerca de esa diferencia que la sociedad mueve al terreno de “lo anómalo”, pero que no es más que un discurso ficticio en que se olvida de la persona.

Los artistas son críticos con aquellos paradigmas que dicen cómo hay que ser como mujer, como hombre, como sujeto.

“La construcción de lo heroico y de lo monstruoso está en la mirada. Siempre estamos en una posición privilegiada, hegemónica”, explica Monge. Es decir, también se trata de una discusión acerca del poder.

“¿Desde dónde queremos colocar el sentido, desde dónde construimos la extrañeza, el asco, “lo anormal”...?”, nos lanza la curadora.

Expectativas y temores

El héroe es un reflejo de nuestras aspiraciones, mientras que el monstruo es la cara de nuestros temores. Dos secciones de la exposición se dedican a profundizar en los aquellos imaginarios que nutren esta “dupla indisociable”.

Es aquí donde encontramos la representación con Keylor Navas que hace Pablo Romero, los orinales de porcelana de Andy Retana, en que trabaja diferentes arquetipos de masculinidad; en que hallamos las imágenes relacionadas con las prácticas religiosas, así como al niño que construye valores y parte de su identidad al jugar disfrazado del Hombre Araña.

Pronto, los miedos y las incertidumbres, que también forman parte de la respuesta al quiénes somos, pueblan el arte, que se vuelve más incisivo. La sociedad patriarcal, los héroes nacionales, el poder económico y hasta las figuras políticas se prestan para inquietantes propuestas visuales.

Sobresalen La negociación (estos chanchos también comen guineos) , de Roberto Guerrero; Los nublados del día 2 , de Javier Calvo, y One dollar Mike , de Joaquín Rodríguez del Paso.

El universo social, el quién soy para los demás y qué son los otros para mí, es muy fértil para lecturas sobre estas temáticas. Las máscaras ocultan y también revelan. Resultan especialmente sugerentes Los títeres (1962), de Luisa González de Sáenz, y Los que están detrás (1970), de Francisco Amighetti.

“Todas son construcciones de sentido”, agrega Monge. La imagen construye nuestra mirada y nuestra mirada a la imagen.

Aunque no halle ni un solo héroe o monstruo, encontrará tantas lecturas posibles que querrá seguir preguntando.

Lo extraordinario bajo la plaza

La exposición Héroes, monstruos y otros seres extraordinarios quedó abierta este fin de semana en los Museos del Banco Central y estará disponible hasta mayo; durante este tiempo, además de la exhibición podrá participar en actividades como recorridos y talleres. El jueves 26 de octubre, a las 3 p. m., habrá una visita con la participación de algunos de los artistas en la muestra; los interesados deben confirmar su asistencia previamente a los teléfonos 2243-4224 o 2243 4208.

Los Museos del Banco Central están ubicados en los bajos de la plaza de la Cultura. Su horario es todos los días, de 9:15 a. m. a 5 p. m. La entrada cuesta ¢2.000 para nacionales y ¢5.500 para extranjeros; los miércoles la entrada es gratuita para nacionales y residentes con cédula.