Músicos atraparon a un inquieto público en la ‘Noche sinfónica’

Artistas tocaron con casa llena. Unas 14.000 personas asistieron a la cita

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En medio de las ventas de perros calientes, pizzas, pollo frito y gaseosas más de 300 músicos del Centro Nacional de la Música domaron anoche al inquieto público que asistió a la Noche sinfónica , en el Estadio Nacional.

La experiencia era nueva para todos ¿Cómo sería un concierto con las orquestas más importantes del país en un estadio? ¿Se escucharía bien? ¿Se comportarían los asistentes a la altura?

Esas fueron algunas de las inquietudes que tenían personas como Marta Rodríguez y su esposo, quienes hicieron fila desde las 3 p. m. con tal de ingresar al recinto.

Sus dudas se disiparon a las 7: 10 p. m. ,cuando los integrantes de la Orquesta Sinfónica Intermedia abrieron la noche con Finlandia , de Jean Sibelius.

Para ese momento, el sonido era bueno, la temperatura ideal y el viento era propicio para la labor de los músicos. Sin embargo, los artistas tuvieron que luchar con el efecto distractor que provocaron las decenas de personas que estaban de pie en el área preferencial, o que caminaban por las graderías como si aquello fuera un juego de futbol.

Pese a esto, los músicos sacaron su tarea adelante y lograron que poco a poco la gente se concentrara en su interpretación. Lo lograron con la Marcha turca de Ludwig van Beethoven, y la Suite No. 1 de la ópera Carmen , de Georges Bizet, con la que cerraron su participación y se ganaron un aplauso generoso.

En un abrir y cerrar de ojos, le tocó el turno a la Banda Sinfónica Juvenil, que con sus instrumentos de viento y percusión atrapó a los espectadores con la interpretación de la sinfonía La divina comedia, de Robert W. Smith.

El fuerte. El clímax de la noche llegó con el repertorio popular de la Orquesta Sinfónica Juvenil y el virtuosismo de la Sinfónica Nacional.

Los jóvenes subieron a escena cuando el reloj marcaba las 8: 30 p. m. para tocar los Boleros sinfónicos de Carlos Guzmán, una interpretación que fue acompañada por un grupo de bailarines de compañías de danza popular como Querube y Kinesis, entre otros.

Le siguieron el tango Por una cabeza , del célebre Carlos Gardel, cuyo solo interpretado por el violinista José Andrés Valerio fue reconocido con una ovación y las Inspiraciones costarricenses , también de Carlos Guzmán.

Esta última composición hizo que los asistentes celebraran con gritos de guipipía y silbidos de sabanero. Al final, la emoción era tal que el público se puso en pie para reconocer el trabajo de la juvenil.

Los músicos de la Sinfónica Nacional y del Coro Sinfónico deleitaron a las 14.000 almas presentes con las Fanfarrias del Estadio , una composición hecha por Daniel Nazareth, director designado de la OSN para esta noche.

Al cierre de esta edición, la soprano costarricense Íride Martínez interpretó con actitud arrolladora y, por primera vez en su carrera, el aria Miccaela de la ópera Carmen , de Bizet. El público la premió con una prolongada ovación, que la hizo regresar a saludarlo dos veces.