Mural motiva y colorea los sueños de las reclusas

Trece privadas de libertad, de la cárcel del Buen Pastor, imprimen en obra artística sus anhelos, aspiraciones y sentimientos

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Con brocha en mano, Rosibel Navarrete sonríe con dulzura al imaginar la obra de sus manos. “Una rosa que entregaré a mi madre el día que salga de aquí, eso tendrá el mural; es mi aporte”, dice con orgullo y la cabeza en alto.

Navarrete, quien está recluida por tráfico de drogas en la cárcel del Buen Pastor, es una de las 13 mujeres que aplacan el frío de las celdas con un colorido y simbólico mural. Se trata de un trabajo que ellas elaboran en una de las paredes del centro penitenciario.

Con la guía del artista mexicano Isaías Crow, experto en el arte del grafiti, las privadas de libertad idearon un mural que está compuesto por tres partes: la mano de una mujer sosteniendo un niño, un corazón y un sol.

“La primera creación está rodeada de rosas y unos pájaros simboliza la vida. El corazón, que está hecho con rasgos de carreta típica, es el amor y el sol es Dios, la esperanza, lo grande”, explicó el artista.

Crow, quien se dice “realizado al ver la satisfacción” de las reclusas al involucrarse con el mural, está en el país gracias al Proyecto Nacional Arte por la Paz, del Ministerio de Educación y la Asesoría Nacional de Arte.

El programa busca que las internas crezcan, descubran sus talentos y eso les sirva para reinsertarse en la sociedad. Se trata de una metodología educativa que va más allá de su estancia en la cárcel.

“En el taller les enseñé una técnica para olvidarse de sus problemas y concentrarse en la obra; luego, hicimos ejercicios de trabajo colaborativo y practicas de dibujo. Posteriormente, cada una hizo un boceto de lo que querían representar”, agregó .

El paso siguiente fue la elaboración de la base del mural: un “lienzo” abstracto y muy colorido que, en primera instancia, sirve para motivar a las participantes.

“Esta cárcel es muy oscura y al ver estos colores le da a una otra perspectiva de la vida; es la oscuridad versus la luz. El arte es como magia”, dijo la reclusa Vanessa Sánchez, de 31 años, presa por tráfico de drogas.

Tras las rejas por el delito de homicidio, Teresita Solís mira su obra con ojos enternecidos, maternales. Su hija está en la casa cuna y es justo allí donde pinta el corazón del mural.

“Soy del equipo del corazón, que representa los sentimientos, lo que lo mueve todo”, explica Solís.

“Esto lo hace a sentir a uno persona, útil de nuevo, luego de tanto tiempo en este lugar”, añadió.

Los murales promovidos por el Proyecto Nacional Arte por la Paz, por intervención de Crow, se replicarán la próxima semana en el Centro de Formación Juvenil Zurquí, en San Luis de Santo Domingo de Heredia. La idea es la misma, el espíritu el mismo y ¿el mural?, será una sorpresa, una obra que brotará del alma y de las máximas aspiraciones juveniles.