A sus 61 años el actor Gerardo Arce asegura estar pasando por un buen momento actoral, en el que reúne las condiciones para asumir papeles protagónicos o de peso.
El actor aseguró que esa experiencia la refleja en su papel principal de Jonathan Peachum, en la obra La ópera de los tres centavos, que se presenta actualmente en el Teatro de La Aduana.
Además, el actor aseguró no preocuparse por el tema de la edad, pues afirma que hay muchos protagónicos para actores mayores de 50 años. De esto y más conversó con Viva.
Interpretar a Jonathan Peachum, personaje elemental en La ópera de los tres centavos, ¿fue un papel que se ganó o que le llegó?
Me llegó en un momento en el que gozo de una madurez actoral importante (...) Sí, me llegó dichosamente y tengo las condiciones.
¿Se requiere de experiencia para dar vida a Peachum?
¡Bastante!, el teatro, sobre todo de este autor (Bertold Brecht), requiere no solo de madurez actoral, sino de un manejo consciente del arte de la interpretación.
¿Sintió que tenía la madurez necesaria para asumirlo?
Sí, aquí (en la obra) manejo recursos como salirme del rol para interactuar con el espectador, logro decir los parlamentos con conciencia crítica, como cuando digo: “Las leyes se han hecho para explotar a los que no las entienden”.
¿Qué es lo más importante que le aporta a este personaje de Peachum con su experiencia?
El manejo consciente de las emociones, esa posibilidad de salirse del estado emotivo del personaje, relacionarse con el público fríamente y luego volver a meterse al rol, eso requiere mucho dominio y les da miedo (hacerlo) a los actores más jóvenes.
En la obra se le ve jovial y apasionado, ¿Es solo una caracterización o está viviendo intensamente este personaje?
Creo que es un requisito defender con pasión, fuerza y energía lo que se hace en el escenario, como un jugador de fútbol que sale a la cancha a defender su camiseta (...) Esa pasión y jovialidad está acompañada de una pasión ideológica.
Jonathan Peachum es uno de varios personajes intensos que interpretó en los últimos años como Gustavo, en El viento entre los álamos o Joe Keller, en Todos eran mis hijos, ¿le llegan por afinidad a su edad o está pasando un buen momento para grandes papeles?
Creo que se juntan: los títulos, la disponibilidad y estar preparado para hacer esos roles. He tratado de estar a la altura de las exigencias del mundo teatral. Me gusta hacer el teatro en el que creo y me gusta llevar roles de peso.
¿ Le preocupa que conforme pasen los años cada vez encuentre menos papeles?
Cuando tenía 28 años tenía que maquillarme las arrugas, a mis 61 años sé que en la dramaturgia universal hay muchos papeles que requieren de actores de más de 50 años. Por el momento, eso no me preocupa.
¿Siente que en el país se valora la experiencia sobre las tablas?
Creo que algunos directores (lo valoran), yo gozo de mucho respeto, pero algunas veces sí he notado eso (que no se valora).
En el 2007 afirmó que padre Ubú, de la obra Ubú rey, era su mayor reto actoral en su carrera, ¿lo sigue siendo luego de Peachum?
Ahora considero que Juan, en Oleanna (original de David Mamet) fue más difícil, pero como decía Atahualpa del Cioppo: “el actor siempre está haciendo la prueba cada día”.
¿ Luego de esta obra qué viene?
Me han hablado de una obra, pero quiero ver la posibilidad de hacer ¡Ay Carmela! (de José Sanchis Sinesterra) para retomar mi proyecto independiente Barrilete.