¿Quién se ocupa de los males del alma? Alejandro Casona se lo pregunta, una y otra vez, en Los árboles mueren de pie.
El texto, una obra clásica en el teatro español, volverá al escenario este viernes 3 de marzo. El estreno será en el Teatro de la Aduana, a las 7:30 p. m. Las entradas tienen un costo de ¢6.000.
En la historia, un grupo de actores maneja una “beneficencia pública para el alma”.
La joven Isabel –interpretada por Rocío Carranza– termina involucrada en una operación de caridad que busca alegrar la vida de una anciana –encarnada por la actriz Vicky Montero–.
“Es un personaje que tiene sus problemas y que no está feliz. Está muy sola. Le viene a suceder algo peculiar que le viene a cambiar su modo de ver la vida. Es un personaje complicado porque tiene emociones que no son fáciles de abarcar”, explicó Carranza sobre su papel.
“Casona es un autor que es dulce, bueno. Es un hombre bondadoso que cree en el ser humano y sus valores más profundos. No está de más transmitirle a las personas que nos hemos metido en un torbellino de vida demasiado agitado, demasiado rápido, en el que cada vez, la deshumanización se ve más explayada y crecida”, afirmó el director de la puesta, Manuel Ruiz.
Según detalló Ruiz, la interpretación del equipo es fiel al texto de Casona.
Como tal, describió el productor Miguel Ángel Hernández –quien también actúa como uno de los protagonistas de la obra– consiguieron como escenografía muebles de época que representaran la década entre la cual se escribió y se estrenó la obra (alrededor de los años 50).
Para Hernández, además de abordar temas de valor humano, la obra de teatro ofrece una comedia romántica.
“La gente la pasa muy bien, hay muchos chistes dentro de la trama. Mezclamos la comedia con el romance. Es una obra que habla mucho sobre el respeto a los demás, sobre la esperanza de la vida y trata un tema interesante, el buen trato al adulto mayor”, explicó el artista, quien también es conocido por su trabajo en televisión nacional.
Los actores y el director coinciden en que la familiaridad de la obra de Casona permitirá que la gente se acerque con más curiosidad al montaje (hasta hace unos años la lectura de la obra era obligatoria en secundaria).
“La gente va a encontrar teatro, que se parece a la vida, pero es teatro. Gratamente decorada. Es una historia fantástica pero que trata de rescatar lo más dulce de una persona”, destacó Ruiz. “Mucha gente la conoce de referencia. Nuestra puesta responde a eso”.
“Me parece que mucha gente se puede llegar a identificar con alguno de los personajes. Habla de momentos en los que podemos estar muy tristes o solos, sentir cosas que nos hagan ver (el mundo) desde otra perspectiva. Por eso son muy importantes las relaciones humanas”, opinó Carranza.