La vampiresa y el velo... en el cine de Ana Amirpour

Hoy, domingo 12 de julio, se exhibe en el Centro de Cine Una chica sola camina a casa de noche. Se inaugura así el ciclo de cine Preámbulo

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Yoshua Oviedo Ugalde yoviedou@yahoo.es

El folclore y la tradición literaria han hecho, de los vampiros, seres protagonistas de innumerables relatos. Ante ello, el cine tampoco se ha quedado atrás, desde la expresionista figura del Nosferatu de Murnau, la versión clásica de los estudios Universal y la gótica de la Compañía Hammer, hasta dramas adolescentes e incluso aproximaciones al mito por parte del animé. El idilio entre vampiros y un público sediento de sus historias no ha mermado.

En años recientes han aparecido producciones que procuran revitalizar a esos legendarios seres. Citemos Déjame entrar (Tomas Alfredson, 2008), La hermandad (Hermanos Spierig, 2009), Thirst ( Sed ; Park Chan-wook, 2009), Solo los amantes sobreviven (Jim Jarmusch, 2013) y A girl walks home alone at night ( Una chica sola camina a casa de noche ; 2014), de Ana Lily Amirpour.

Esa última película se podrá disfrutar hoy como parte de la iniciativa Preámbulo del Centro Costarricense de Producción Cinematográfica, que incluye la sección De Festivales. En esta se presentarán filmes exhibidos en festivales internacionales, pero que no han sido proyectados comercialmente en nuestro país.

Dentro del subgénero de filmes de vampiros, la obra de Amirpour aporta un exotismo que atrae en su concepción artística y se nutre de distintas fuentes para crear un moderno cuento de hadas con fino humor negro.

El cine como artificio. En A girl walks home alone at night , Ana Lily Amirpour ambienta los hechos en Irán, aunque la filmación se hizo en Bakersfield (California), donde ella vivió durante varios años. Al igual que parte del elenco, su familia es de Irán, pero ella nació fuera de ese país. La mayor colonia de emigrantes iraníes en los Estados Unidos se ubica en Los Ángeles.

Mientras Amirpour estudió cine, fue conociendo a actores que se quejaban de que solo recibían roles como terroristas en series o películas. Por esa razón, en años recientes ha surgido un cine intermedio, que no es ni iraní ni estadounidense, como La verdad, de Soraya M. (Cyrus Nowrasteh, 2008), cuya protagonista, Mozhan Marnò, también aparece en la película de Amirpour.

La financiación proviene del país que acogió a aquellas personas, aunque las historias reflejan la cultura de sus orígenes familiares; incluso, se conserva el idioma persa. El cine les da la oportunidad de mezclar lo tradicional con lo moderno, y el resultado es un pastiche de varios elementos de la cultura pop en el caso de A girl walks home alone at night.

La protagonista viste con un chador, prenda tradicional iraní, con el que se oculta de la mirada de los otros, pero su apartamento es el típico de una adolescente de los años 80, con un tocadiscos, y una bola de luz en el techo, más afiches de Michael Jackson, y de Margaret Atwood en pose de Madonna. Su coprotagonista hace recordar un mito masculino de los años 50: James Dean, con pantalones ajustados, camisa blanca, gafas oscuras y un cigarrillo.

La fotografía y el tipo de planos se inspiran en el western: tomas en las que se aprovecha el ancho del encuadre, intercaladas con primeros planos, y escenas largas en las que los actores se mueven lo menos posible, pero en las que el espectador se ve sumergido por la hipnótica presencia de los personajes.

Se incluye poco diálogo, y la banda sonora convierte la imagen en un videoclip musical.

Amirpour no se apresura en la narración: seduce con cada fotograma. El ritmo y el montaje traen a colación el cine de Jim Jarmusch, cuyo último filme también trata de vampiros.

Asidua fan de las películas de terror, Amirpour creció viéndolas y tomando notas; luego pasó a escribir sus propias historias, y así se gestó su primer largometraje. La realizadora primero creó todo un trasfondo para los personajes pues le dio un pasado a cada uno de ellos.

En el 2011, Amirpour hizo un cortometraje y luego encontró financiamiento. Tras el éxito de A girl..., publicará una serie de novelas gráficas en las que explorará con mayor profundidad la trama planteada en el filme.

En A girl walks home alone at night se perciben la exquisita dirección de arte de Sam Kramer, el estimulante diseño de producción de Sergio de la Vega y la vigorosa fotografía de Lyle Vincent.

Todo crea un estilo que potencia las sombras mediante el uso de luz artificial. Esta dota a la imagen monocromática de delicadas tonalidades que subrayan las facciones. A la vez, el constante “tintineo” de las luces y el uso de bruma –o humo– brindan movimiento a la escena cuando la cámara se mantiene inmóvil.

Mientras la ciudad duerme. Conforme avanzan los créditos del inicio y se escucha la canción de Kiosk, un grupo oriundo de Teherán, la cámara se detiene en una fosa al lado de un puente. En ella, varios cadáveres se amontonan: bienvenidos a Ciudad Mala, un lugar habitado por pocos lugareños, pero marcado por contrastes sociales que van desde un vagabundo que duerme en las calles hasta una chica que vive en una lujosa residencia.

La cinta exhibe seres desgastados, sumergidos en sus problemas, abatidos por el entorno: un travesti, testigo silencioso de la ciudad; un anciano drogadicto y su expendedor de droga; un niño pícaro, y una prostituta que ronda de noche en busca de clientes.

Siguiendo con la puesta en escena de un western , Amirpour crea una ciudad industrializada, con trenes que no se sabe qué transportan ni hacia dónde van.

Paisajes remarcados constantemente por unas excavadoras de petróleo recuerdan que el acto depredador de los vampiros también ocurre cuando otro tipo de colmillos se sumerge en la tierra, ya no por sangre, sino por otro preciado líquido.

En ese mundo, Arash (Arash Marandi) y la chica (Sheila Vand) representan a dos personas que rompen con su pasado para compartir un romance.

Reivindicación feminista. La chica es una joven sin nombre –como el personaje de la trilogía de western de Sergio Leone–; es un prototipo de mujer que desafía las estereotipadas convenciones que el cine asigna a los personajes femeninos.

Ella no teme caminar sola por la noche; al contrario, acecha a sus presas. Tampoco es la damisela en apuros a quien deben rescatar; más bien, es una antiheroína que defiende y ajusticia.

Sin embargo, la joven también es como una niña que se divierte cuando anda en una patineta y su chador se convierte en capa; y es una amante que se entrega al erotismo en una metafórica escena en la que le ponen unos zarcillos.

Esta vampiresa es un espíritu solitario, una mujer libre que explora la ciudad con ojos de gato; que encuentra a su chico vestido de Drácula, a su disposición, indefenso y débil, pero a quien seduce en su moderna cueva, en esa habitación llena de ídolos ochenteros, al compás de la música, mientras lo juzga digno de su compañía.

Este relato sobre vampiros cuestiona la represión que experimentan las mujeres. A modo de fábula reivindicadora, la chica solo ataca hombres, quienes deberían sentir miedo de caminar solos por la noche. Así, el filme se presenta como un escape, un deseo de liberación femenina de las ataduras morales patriarcales.

A girl walks home alone at night se proyectará en la sala Gómez Miralles del Centro de Cine (barrio Amón, avenida 9, calle 11, detrás del INS) hoy, domingo 12 de julio, y el sábado el 15 de agosto a las 7 p. m. La entrada es gratuita.