La Sabana comió rico de los sabores del istmo

Colorida paleta Canción alternativa, fusión electrónica, swing criollo y folclor modernísimo se sirvió como un menú que enloqueció a San José

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Centroamérica se dio el gusto ayer en el Festival Internacional de las Artes (FIA) 2012 al dejar ver sus muchas caras: alternativo latino, fusión electrónica de amplio rango, swing criollo y folclor con ska.

Ese fue el abanico expuesto por Panamá, Costa Rica y Nicaragua en la tarima Fidel Gamboa, del Primer Mercado Centroamericano de Música, que sumió en graciosa y saludable euforia a San José

Canción y ‘beats’. A las 5 p. m., no como Camilo Navarro, el ciudadano panameño, sino como Cienfue, el guitarrista y cantautor de lo alternativo latino, llegó a la tarima Fidel Gamboa con temas como Si es culebra te pica, El mismo diablo y Vírgenes.

El formato de conciertos pequeños, o showcase, le sirvió a Cienfue para dejar un buen sabor de boca entre los presentes.

Lo demostró el público con generosos aplausos, pero, si quedaba alguna duda de la buena impresión, la despejó la gente al pedir a todo grito: “¡otra, otra, otra!”, una vez que ya había Cienfue acabado.

Cienfue dio un tema más, Medio alcohólico melancólico, salido de su álbum El disco es cultura, que llegó en el 2006 a MTV Latino.

La cuota de ironía entró en el juego de su performance cuando en una parte de su Medio alcohólico... sonó la respuesta de una candidata al Miss Panamá 2009, Giosue Cozzarelli, quien refiriéndose a Confucio dijo que era “un chino japonés que había inventado la confusión”.

De Panamá, el Mercado se estacionó en la tierra anfitriona: Costa Rica, con Éditus y Rialengo.

Fue con Éditus Latinoamericano 360 que el trío en formato de banda ecléctica con chelo, secuencias a cargo de Zurdo, bajo y más, repasó temas de Buena Vista Social Club, Astor Piazzolla , Amarillo Cian y Magenta y Santos & Zurdo con Edín Solís, entre muchas otras.

La propuesta de Éditus atrajo a una generosa cantidad de público que colmó la carpa del Mercado y aplaudió a rabiar.

El gentío pidió otro tema a los músicos cuando estos ya se despedían. Lo dieron y aquello fue toda fiesta con la gente haciendo palmas y moviéndose al bailar.

Llegó el turno de Rialengo, que con sus fusiones de swing criollo, cumbias y bases de reggae, siguió haciendo que el gentío bailara, gritara y aplaudiera.

En euforia que se daba la mano con el bailongo fue el ambiente desatado por temas como Fin del mundo, Música profana y La malacrianza. Especial griterío causó la participación del rapero Yaco, quien además se sumó en el tema Nada más triste. ¡Qué cumbión más moderno y urbano!

Después de aquella forma de gozarla, Rialengo no se iba ir invicto y, al grito popular de una más, tocó Corazón roto y siguió la fiesta.

¡Qué Cuneta! Ya el buen ánimo era demasiado y ¡llegó La Cuneta Son Machín!

Aquella agrupación aportó música tradicional de Nicaragua con un abordaje modernísimo.

Marimbas fusionadas con ska y vocales al estilo de rapeo hicieron la locura en el gentío que levantaba sus manos como queriendo pellizcar el blanco cielo de tela de la carpa del Mercado Centroamericano.

Zafarrancho, Cangrejito playero y una versión llena de color de El moño colorado fueron haciendo gozar al público en un espectáculo que, desde La Cuneta, tuvo la consigna de que el arte no tiene fronteras ni nacionalidad.

Hizo La Cuneta un llamado a la hermandad entre Costa Rica y Nicaragua, y los sonoros aplausos dejaron claro que en esa carpa del Mercado todos estaban de acuerdo. Y entre temas y gritos, La Cuneta dio un conciertazo que cerró, a petición de ¡otra, otra!” con el tema El chicle.