La Orestíada desde adentro

Desde adentro. El director de teatro Luis Fernando Gómez nos acerca a la trascendencia de la obra y la visión en su montaje

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Desde los albores de mi ya larga vida teatral, siempre me ha fascinado la tragedia griega antigua, no solo por el impacto profundo que esta forma artística ha tenido en la cultura occidental, sino también por lo que significó entonces en la vida de los griegos, el modo intenso y pasional en que ellos disfrutaban de las temporadas teatrales.

Ellos no podían acudir al teatro cualquier día del año, sino solo en el marco de las festividades religiosas en que se honraba al dios Dioniso: las Leneas (enero y febrero) y las Dionisias (marzo y abril). Sin embargo, las preparaban meses antes y, en tal actividad, se involucraba directa o indirectamente a toda la ciudadanía.

Precisamente el 10 de marzo estrenaremos en el Teatro Nacional una adaptación de la trilogía de Esquilo, La Orestíada .

No es posible presentar hoy una tragedia griega si no es en una adaptación; y esto no únicamente por razones de tiempo o por afán de contextualización. El teatro griego era un espectáculo complejo, en el que no solo se implicaban los pocos textos que se conservan, sino además algo que irremisiblemente se ha perdido: la música y las coreografías. Todo ello alcanzó una progresiva sofisticación.

Sin embargo, lo que nos queda es tan inspirador que para cualquier director montar una tragedia griega resulta apasionante.

La Orestíada , de Esquilo, es la única trilogía que se conserva, lo que añade un interés adicional a su ya connotado valor artístico.

Conflicto vigente

Además un clásico se considera tal porque, pese a su antigüedad, presenta conflictos humanos aún vigentes en nuestros días, y este es el caso de la obra que proponemos.

El nacimiento mítico de la legalidad institucionalizada y la asimetría que aún se da entre esa y la justicia, son temas dolorosamente vigentes.

En una sociedad convulsa donde la justicia pronta y cumplida se empaña por la complejidad y por el caos, el resurgimiento de la ley del Talión es la alternativa que muchos claman.

La antinomia entre venganza y legalidad es quizá el tema que más resalta en La Orestíada y es precisamente el eje sobre el cual se mueve nuestra adaptación: la venganza que exige la ley de la sangre aparece en Orestes como un grave problema de conciencia, tan agudo que induce a la divinidad a la suspensión de la cadena de ajusticiamientos y a la instauración de un nuevo orden legal, en que el acusado tiene derecho a la defensa y a una pena proporcional a su culpa.

De todas las traducciones estudiadas escogimos como principal referente la de José Alcina. En esta tarea fue fundamental la colaboración de Elsa Atencio, asesora literaria y correctora de estilo.

Trabajar con un texto fiel a Esquilo, sin agregados ni tergiversaciones, pero inteligible a nuestro público, conservando la elegancia y la solemnidad del poeta trágico, era nuestro propósito; creo, a juzgar por las opiniones de nuestros colaboradores, que se logró.

Contar los pormenores

En los tiempos de Esquilo la historia de los Atridas —la familia de Atreo, de la que trata la trilogía— era de dominio público. Los espectadores llegaban al teatro para ver el montaje y no para descubrir la trama.

Sin mebargo, generalmente, el público actual no conoce los pormenores de la historia. Esta coyuntura nos obligó a centrarnos más en la línea de la acción a fin de aclarar hechos obvios para los griegos, pero no para nosotros. Por ello, pedimos ayuda a otro grande de los trágicos: Eurípides. Su obra Ifigenia en Aulis encaja perfectamente en la fábula de Esquilo y ayuda a aclarar muchos tópicos de la historia.

Evidentemente estamos frente a otro portento, y la inclusión de su obra a manera de prólogo ayuda a darle unidad y claridad a la secuencia de los hechos presentados.

Uno de nuestros anhelos es poner en contacto a los espectadores con este luminoso fenómeno que fue la tragedia griega. Nos hemos esmerado en condensar en dos horas de espectáculo un montaje dinámico y contextualizado que resulte atractivo al público tico.

Ocho funciones

El montaje de la obra La Orestíada , bajo la dirección de Luis Fernando Gómez y con 24 actores en escena, se estrenará el viernes 10, a las 8 p. m., en el Teatro Nacional.

Se ofrecerán ocho funciones dentro del programa Érase una vez: los días viernes 10, sábado 11, miércoles 15, jueves 16, viernes 17 y sábado 18, a las 8 p. m., y los domingos 12 y 19, a las 5 p. m.

Las entradas ya están a la venta en el Teatro Nacional y cuestan entre ¢8.000 (galería) y ¢15.000 (butaca). Habrá descuentos especiales para estudiantes con carné y Ciudadanos de Oro.