La muerte visita a Los Velázquez en el teatro

La semana pasada regresó al Teatro 1887 la obra Los Velázquez, coproducción entre Argentina y Costa Rica, que se estrenó durante el Festival Internacional de las Artes 2010

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La familia Velázquez ve la muerte como algo cotidiano y cómo no si son dueños de una funeraria; sin embargo, la inminente partida del patriarca los hace enfrentarla en carne propia. Todo esto ocurrirá en el Teatro 1887, donde se presenta la obra Los Velázquez, del dramaturgo argentino Eduardo Rovner.

La puesta en escena se estrenó en el Festival Internacional de las Artes (FIA) 2010 y regresó a la cartelera el viernes 9. El montaje, dirigido por el argentino Alejandro Casavalle, es una coproducción entre el Ministerio de Cultura de Argentina, el Teatro Nacional y la Compañía Nacional de Teatro de Costa Rica.

La obra es una tragicomedia o “comedia negra” como la llamó el director. Usando momentos de humor, explora la llegada de la muerte al seno familiar y cómo esta obliga a las personas a reflexionar acerca de la vida.

La acción comienza en una sala de espera de un hospital. Allí, Zulema (Rosaura Barquero) espera noticias de su esposo, a quien están operando, junto a su hija Silvia (Rocío Carranza) y Gabriel (Wilburg Carvajal), quien se enamora de la enfermera de su padre (Rebeca Alemán).

Las noticias acerca de la evolución del líder del clan Velázquez los obliga a tener que hablar de sus vidas, de qué ocurrirá si llega a faltar el padre y de buscar a Fernando (Stoyan Vladich), cuñado de Zulema, para ayudar en el negocio.

A pesar de lo serio que ven la situación, los Velázquez, en especial los jóvenes, hablan con naturalidad de las implicaciones de la posible muerte del padre y hasta tienen tiempo para bromear de futuro de la funeraria.

En este punto, anécdotas como ver al padre hablando con un cadáver o un cuerpo que se les salió de un féretro los obligan a reír.

En medio de la angustia de la espera, Zulema se empieza a cuestionar su vida y recuerda aquellos sueños que dejó ir.

Posteriormente, la acción transcurre en la casa. El padre vivo pero aún más enfermo recibe la visita del doctor la víspera de año nuevo. Las noticias son recibidas y los Velázquez deciden, a pesar de todo, celebrar la llegada del Año Nuevo.

Cuando la solemnidad es mucha, aparece en el lugar María (Lilliam Blandino) para decir que allí hay muerto y que llegó para llorarlo.

La familia luchará contra ella para que abandone el hogar, ocasionando un momento hilarante antes que llegue el momento final. Dura realidad. Para la actriz Rosaura Barquero, el espectador de Los Velázquez saldrá preguntándose si está preparado para enfrentar la muerte o si tiene las motivaciones correctas para vivir.

Además, como mencionó Lilliam Blandino, será fácil identificar la culpa que cargan algunos personajes o cómo las personas no aceptan la pérdida de un ser manado, cuando tienen la visita de la muerte.

El montaje es del tipo realista. La primera escena transcurre en una sala con una banca y la puerta del quirófano. El segundo acto se desarrolla en la sala de la casa: en el centro una mesa dispuesta para una cena, además hay dos sillones y, en la pared, un cuadro colgando.

Al respecto de lo que encontrarán los asistentes, Rocío Carranza añadió que el montaje les ofrecerá sensaciones, emociones y preguntas sobre la entrega y el sacrificio que llega a limitar la felicidad de una persona.

En la obra, Gabriel pasa haciendo bromas, en un momento habla de su deseo de incursionar en la construcción de un ataúd multimedia para que los dolientes vean una película mientras velan el cuerpo.

Pese a esa forma ligera con que ese personaje se toma la muerte, Carvajal cree que ese es solo un ejemplo de cómo las personas usan esas salidas para evitar el dolor de la muerte, se trata de una especie de escudo contra el sufrimiento.