En esta exposición hay palabras, pero poquísimas. No se necesitan. La diseñadora española Agatha Ruiz de la Prada y el ilustrador Joan Cornellà, también español, saben jugar con colores, formas, texturas, líneas, planos, volúmenes, luz y espacios para comunicar mensajes que calan en el espectador.
Ambos artistas son parte del panel de expositores del quinto Festival Internacional de Diseño (FID) , que se realiza este fin de semana en la Antigua Aduana. Pero, además de ofrecer sus ponencias, ambos presentan exposiciones en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), ubicado en el Centro Nacional de Cultura (Cenac), antigua sede de la Fábrica Nacional de Licores.
Solo la esencia. “ Agathizar es liberar, deshacerse de los prejuicios, desinhibirse y hacer aflorar el niño que todos llevamos dentro”, es lo que dice Fernando Aguirre, presidente de la empresa Agatha Ruiz de la Prada, sobre el universo de la artista.
La muestra reúne una selección de afiches diseñados por la artista. Muchos de los carteles tienen fines publicitarios; es decir, anuncian artículos de reconocidas marcas; otros avisan sobre festivales de cine o espectáculos de teatro.
También figuran afiches sobre sus propios desfiles de modas en varios países del mundo o sobre sus productos, como perfumes. No faltan aquellos con fines propagandísticos, para defender causas sociales, políticas, femeninas o ambientales.
La muestra también incluye algunos videos de sus muy famosos desfiles de moda. “El rasgo más distintivo en su producción es su inconfundible imagen corporativa, coherente, vital, enérgica, idealista, desbordante e intensa”, destacó la directora del MADC, Fiorella Resenterra.
La exposición de la diseñadora que ha conquistado al público con corazones, flores, estrellas, nubes, arcoíris y cerezas, estará abierta hasta el 6 de mayo.
Humor que sacude. Por otra parte, en la sala 2, las ilustraciones de Joan Cornellà son un golpe a la indiferencia y a la pasividad. El humor de este artista catalán es una poderosa mezcla de lo grotesco, lo mordaz y lo insensato.
“Cada historieta está compuesta por seis viñetas mudas en las que se puede hacer una lectura instantánea y en las que el humor negro y el absurdo son parte fundamental”, declaró el artista.
Las historietas son como una minipelícula en la que los personajes se ven excesivamente sonrientes, pero los finales no son necesariamente felices. “La ironía reside en que el envoltorio puede ser amable o dulce, o en que los personajes transmitan felicidad, para poder hablar de temas duros”, expresó Cornellá, quien explora asuntos crudos, extraídos de una realidad universal.
“No hay temas locales ni relacionados con algún país en concreto, sino que toco temas muy generales con códigos que cualquiera pueda entender”, dice él.
El 7 de enero pasado, el periódico francés Charlie Hebdo sufrió un atentado por parte de un grupo de yihadistas que se sintieron ofendidos por el contenido de las caricaturas de ese semanario.
Al respecto, el ilustrador opina que no debe haber límites a la libertad de expresión por medio del arte gráfico. “Si alguien se ofende por una historieta, es que no tiene sentido del humor”.