La arquitectura moderna tica nació en los cafetales de Los Yoses

Barrio al este de San José es un museo al aire libre de edificios modernos

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El siglo XX estaba a medio camino y Costa Rica daba sus primeros pasos como Segunda República, cuando un joven tico recién graduado de arquitecto en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign regresó al país con un sueño entre manos.

En 1948, Enrique Maroto Montejo (1920-2001) volvió a su tierra natal con un prestigioso título bajo el brazo y un equipaje de ideas para construir los primeros edificios modernos de estilo internacional, pero adaptados a las condiciones topográficas y climáticas de Costa Rica.

El barrio Los Yoses, al este de San José, es un museo al aire libre que exhibe decenas de edificios modernistas construidos en Costa Rica después de 1950 por la primera generación de “arquitectos puros”, pues los profesionales anteriores eran ingenieros con énfasis en arquitectura.

Como parte del proyecto “ Brunch del Patrimonio”, que organiza la Alianza Francesa, un grupo de 40 personas guiadas por el arquitecto Andrés Fernández recorrió ayer las sinuosas calles de Los Yoses en busca de las joyas de la arquitectura moderna tica.

La topografía manda. Durante sus estudios en Estados Unidos, Maroto tuvo el privilegio de empaparse de los principios de la llamada Escuela de Chicago y conoció de cerca la obra del maestro Frank Lloyd Wright. Líneas rectas, notorios volúmenes, paños lisos, amplios ventanales y formas extremadamente simples eran el “lenguaje” con el que Maroto se quería expresar a través de sus obras. Pero esto no era Chicago ni Nueva York. “Los Yoses era una finca cafetalera propiedad de Francisco Montealegre. Se llamaba así porque era abundante en yos, especie de árbol que se plantaba ahí para darle sombra a los cafetos. Cuando murió el señor Montealegre, en 1942, sus descendientes decidieron urbanizar esas diez manzanas”, explicó Fernández.

Un terreno amplio, pero abundante en pendientes, curvas y desniveles fue el campo de experimentación con el que Maroto y sus colegas debieron enfrentarse. Figuraban en ese grupo Édgar Vargas, Jorge Borbón , Rafael Sotela y Jorge Escalante.

“Estos arquitectos levantaron el primer suburbio moderno de Costa Rica y la clave de su éxito fue el respeto y adaptación a las características topográficas y hasta ecológicas del espacio. Se liberaron de ornamentaciones innecesarias para dar prioridad a la funcionalidad del edificio”, explicó Fernández.

La casa de Maroto –ubicada 200 metros al sur de la antigua Subarú– y diseñada por él mismo, fue construida en 1953 y es un emblema de la arquitectura moderna tica.

Fernández destacó que todas estas construcciones fueron las que introdujeron el abstraccionismo en el arte costarricense diez años antes de que lo hiciera la pintura.