Julio Rodríguez: ‘Los valores del periodismo no cambian’

En buen camino. Julio Rodríguez es optimista ante la realidad del país, pero invoca a no bajar la guardia

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Con casi tres décadas de escribir, usted ha visto la realidad política, social y deportiva del país. ¿Cuáles son el común denominador y el cambio principal que ha retratado en sus columnas en todo este tiempo?

–Quiero ser optimista y positivo. El pueblo de Costa Rica ha avanzado mucho en formación, en visión de las cosas; sin duda, tenemos un país mejor. Cuando uno ve a los jóvenes, sus ansias de progresar, la lucha por comprender la tecnología, se da cuenta de que Costa Rica va bien.

–¿Lo político y la política en sí?

–Hay que ser crítico porque hemos tenido un descenso en la capacidad intelectual y en la ética de los políticos. Debemos hacer un esfuerzo descomunal para poner a Costa Rica de nuevo en la línea.

  –¿Qué podemos esperar del liderazgo político, el estilo y las figuras?

–En los últimos tres gobiernos noto un gran descenso en lo intelectual y ético. El liderazgo es pobre, las grandes figuras han desaparecido. No quiero decir con esto que no haya nadie: sí hay personas buenas y prometedoras, pero ha habido un alejamiento de la gente buena de la política, precisamente por los malos ejemplos, y una cierta desconfianza reina en el país. Hay que hacer un gran esfuerzo de reconquista.

–Un buen periodismo o uno malo acompaña a un país. ¿Cómo lo ha visto evolucionar y cuáles cree que son los mayores retos?

–El periodismo nacional ha avanzado mucho y se encuentra en un buen momento por la calidad y la cantidad de medios. Sin ánimo de ofender a la gente del pasado, el periodista de hoy es más preparado; no obstante, hay unos puntos negros, ciertas cosas que no son convenientes, cierto periodismo que no es deseable para ningún país.

”En La Nación me toca hablar con periodistas nuevos y me sorprende que tengan más capacidad en el campo intelectual, que sepan escribir y pensar mucho mejor que antes. Puedo demostrar lo que digo. ¿Retos? Mantener y acrecentar lo cultural, salvar lo ético a toda costa y dar la lucha”.

–¿Cuáles son esos puntos negros?

–Es una especie de periodismo amarillista, que no es ético, valiente ni entregado a la causa de la libertad y de la democracia, sino más interesado en el negocio. No me refiero a las empresas, sino a un periodismo que no está interesado en el bien del país.

–Hablemos de “La Nación”. ¿Cuáles son los grandes aportes del diario a la democracia y cuáles quisiera que sean los que vengan?

–Si La Nación no existiera, Costa Rica sería diferente. Si ha habido un periódico en América Latina que se ha entregado a defender los valores democráticos, morales, ha sido La Nación . No es un periódico que se vende solo para hacer dinero; por el contrario, nació y se mantiene en esa línea de defender los valores del pueblo de Costa Rica. Lo ha hecho de manera cumplida y completa.

–La tecnología, Internet, el consumo de contenido en móviles y tabletas, ¿cambian el periodismo?

–Yo he estado en las dos épocas. Es un gran desafío, pero La Nación ha llevado la bandera aun en este campo tan complejo. La modernización de la prensa costarricense se debe mucho al diario La Nación , que está haciendo cambios internos muy profundos: ha visto el devenir de los tiempos. Hay que combinar siempre la parte técnica, tecnológica, con los valores del periodismo, que no cambian y deben prevalecer.

–Usted deja la sala de Redacción y se acerca a su familia, pero sigue haciendo periodismo mediante su columna. ¿Cómo lo combinará?

–Ese cambio en la vida ha sido sorpresivo. Espero que no me entiendan mal. Desde que dejé la sala de redacción, he descubierto muchas cosas pues mi vida consistió en levantarme muy temprano, trabajar y regresar a mi casa tarde. No disfruté muchas cosas de la vida.

”Hace poco venía con un amigo en el carro. Eran las tres de la tarde, y le dije: '¡Qué son estas tardes! Yo siempre he estado en el periódico'. Ha sido maravilloso en estas vacaciones disfrutar de mi familia y mis nietos. Estoy gozando plenamente”.