Dicen las paredes muestra la impunidad que se vive cada día

A escena Ailyn Morera estrena el jueves este montaje en el Teatro 1887, que se adentra en temas como la corrupción

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Primero con algo de timidez, luego con gran determinación... así es como Gabriela decide ir en busca de respuestas que den tranquilidad a su corazón y que develen a los responsables de un delito impune.

Ella es la protagonista de la obra de teatro Dicen las paredes, de Ailyn Morera , que se estrena el jueves en el Teatro 1887, como parte del programa Escena Viva, del Centro Cultural de España y la Compañía Nacional de Teatro.

Para Gabriela, interpretada por la actriz Alejandra Solórzano, su mundo no es perfecto, pero funciona. Perdió a su madre víctima de una enfermedad, y su padre fue asesinado cuando era niña.

Tiene un trabajo que le apasiona y a su pareja Bernal ( Rubén Pagura ), quien la ama y se preocupa porque esté bien. Además de ser un viejo amigo de su padre.

Una noticia comienza a generar opiniones encontradas entre la pareja; pero es normal, nada que una copa de vino y el tiempo no cure.

Sin embargo, una duda plantada en el corazón de Gabriela la lleva a buscar nuevas respuestas en torno a lo que fue el asesinato de su padre, un juez de la república.

El espectador se irá enterando de qué ocurrió 20 años atrás; tendrá las herramientas para comprender por qué el misterio que envuelve al asesinato del padre de Gabriela y también la verá enfrentarse, cara a cara, con una verdad que la dejará sin respiración, una verdad que ella necesita.

La propuesta de Morera presenta dos realidades: la presente donde Gabriela y su esposo comparten, y una especie de regresión a la niñez de la protagonista. En este segundo aparecen el juez (Marco Guillén), la madre (María Chaves) y la niña ( Alejandra Jarufe alternando con Carolina Zumbado), elementos que permiten al espectador terminar de construir su historia.

Actuar. Una de las verdades que como artista cree Ailyn Morera, es que siempre es buen momento para hablar de temas vitales para la sociedad, como la corrupción, la impunidad y la necesidad de generar cambios para bien.

Por eso consideró que es un momento oportuno para traer a las tablas Dicen las paredes. Originalmente la obra se estrenó en el 2006, dirigida por María Bonilla , en el Teatro Giratablas.

Desde su punto de vista como autora, la puesta en escena presenta la búsqueda de la verdad ante la impunidad como gran tema. No obstante, la dramaturga considera que el tema de la corrupción pasa por el filtro del amor: el de una hija o esposa que son testigos pasivos de lo que pasa.

“Me gustaría que quienes vean la obra nos contagiemos de esa observación y profundidad de Gabriela. Ella no se queda de brazos cruzados. Creo que para solucionar los problemas del país hay que ir poco a poco, todo comienza en casa, siendo mejores personas”, detalló.

Quienes disfrutan del teatro en su forma más tradicional, encontrarán en Dicen las paredes una propuesta que los dejará satisfechos, con un conflicto claro y un desenlace que busca ser inesperado.

La acción se desarrolla en el espacio interno de una casa y las actuaciones son lo medular, dejando la estética en un plano secundario.

Para esta nueva presentación de su obra, Morera decidió meterle mano al texto del 2006, realizándole cambios a algunas escenas. Ella considera que la esencia es la misma, pero con los cambios buscó agilizar la acción en escena.

“Había monólogos donde Gabriela tenía mucha poesía, pero faltaba acción, las palabras eran bonitas, pero con una acción lenta a mi juicio”, agregó Morera.

La obra fue codirigida por Morera y el estadounidense Edward Morgan. Él se interesó en el texto de la tica tiempo atrás, incluso quiere estrenarlo en inglés en Estados Unidos. Por eso, Morera le propuso codirigir la obra, y él aceptó.