Incomodar es la consigna de esta Controversia

La controversia de Valladolid, dirigida por Fabián Sales, es teatro que busca motivar la reflexión, a partir de temas como el respeto a las diferencias, el racismo y el abuso contra las poblaciones indígenas en la actualidad

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Como volver a poner el dedo en la llaga, la obra La controversia de Valladolid es teatro que intentará sacudir neuronas, que no escapará de generar molestia en un sector de los cristianos, e invitará a la reflexión de temas relacionados con los abusos contra los indígenas, que cinco siglos después de la llegada de los españoles, siguen ocurriendo.

La obra de carácter histórica, original del francés Jean-Claude Carrière, mostrará un intenso debate de ideas entre Fray Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda, mediados por un legado o representante del Papa.

La obra, que se estrenará esta noche en el Teatro Universitario , en San Pedro, recrea los argumentos que esos dos personajes de la historia esgrimieron en 1550, en el Colegio San Gregorio de Valladolid, España.

El eje del enfrentamiento fue decidir si los indígenas del nuevo continente (América) eran semejantes a los españoles o seres inferiores; de la decisión final del Vaticano dependería el rumbo de cientos de indígenas, quienes eran usados como esclavos por los colonos. Fabián Sales , director del grupo La Carne Teatro, fue llamado por la Asociación Cultural Terruño Espressivo para realizar el montaje.

Junto a él participan los histriones Rodrigo Durán Bunster, Lenín Vargas, Andrés Montero, José Castro, Briance Cascante, Kyle Boza, Airren Sánchez, David Maleku y Kendall Wilson.

En el teatro, el público verá pocos elementos escenográficos: unas mesas con sus sillas, libros y una enorme cruz. El vestuario trató de apegarse a la época.

Debate de ideas. La puesta en escena se desarrolla en un aposento del Colegio San Gregorio; desde un gran trono, el legado del Papa (Andrés Montero) plantea el tema por debatir: son los indígenas realmente seres humanos o son criaturas inferiores.

Será este personaje religioso quien deja claro en la obra, que es la Iglesia católica la que decidirá acerca del trato que se les debe dar a los indígenas, porque “la Iglesia siempre tiene la razón”.

El espectador escuchará, en primer lugar, la defensa que realizará Fray Bartolomé de las Casas (Lenín Vargas). A él corresponderá denunciar las barbaridades que se cometen en el nuevo mundo, en contra de los pobladores autóctonos de los nuevos territorios.

En su relato no se anda con medias tintas, y con lujo de detalle explica la masacre que se realiza en las nuevas tierras, en nombre del rey y en nombre de la Cruz.

Durante su exposición, el fraile es vehemente, intenso, algo atormentado por las imágenes que conserva hasta ese momento en su cabeza, de cuanta injusticia presenció; incluso, pierde un poco la paz ante el legado papal.

Frente a él encontrará a Juan Ginés de Sepúlveda (Rodrigo Durán Bunster), personaje astuto, que sabe controlarse ante los ataques, mañoso y con un par de cartas bajo la manga.

Desde la óptica de este personaje, es válida la actuación de las fuerzas conquistadoras españolas. Señala que los indígenas merecen ser tratados mal, como consecuencia de sus pecados.

“No son ellos (los indígenas) quienes rechazan a Cristo, es Cristo quien no los quiere en su reino”, afirmará Sepúlveda, durante el enfrentamiento ideológico.

Conforme avanza la discusión y al amparo de las Sagradas Escrituras como máxima fuente de conocimiento, se expondrán diversas tesis, se realizarán acusaciones entre los dos pensadores e incluso, el enviado del Papa sorprenderá a los presentes con una idea inesperada para todos.

Será este religioso quien permitirá que se sume a la discusión un español (José Castro), quien se estableció como colonizador en el Nuevo Mundo.

Además, el religioso hizo traer a un par de indígenas (David Maleku y Airren Sánchez), para estudiar si son tan humanos como los españoles, para lo que los somete a diversas pruebas públicas.

Al final, se acepta que sí son hombres verdaderos, como cualquier ser humano del Viejo Mundo; no obstante, se propone que sean los africanos quienes sean tratados como esclavos para los trabajos en el Nuevo Mundo, una decisión que el legado asegurará, no tendrá oposición alguna de sus superiores.

Polémica. El director Sales confía y espera que desde la primera función de La controversia de Valladolid, el público se incomode con la obra.

“Creo que va a incomodar (...). Quien conozca un poco de la realidad de Costa Rica va a recordar, y espero que con molestia, que lo que pasó en 1550 no se quedó allá, porque los indígenas siguen siendo discriminados, no se les respeta sus derechos, sus tierras”, aseguró el director.

Sales consideró que se podrá reflexionar sobre estos temas, y cada espectador podrá hacer sus lecturas. Particularmente, resaltó cómo los seres humanos, al creer y defender al extremo una idea, puede llegar a cometer barbaridades o ser miopes ante realidades crueles.

Un ejemplo de esas barbaridades, para el director, es el consumo de carne animal; es un acto que el hombre contemporáneo avala y se justifica con ideas, para seguir con esa práctica, asegura.

A pesar de lo intenso y hasta acusador que podría resultar para el espectador las palabras de los personajes, el elenco está tranquilo porque saben que el texto de Carrière es bastante fiel a lo que ocurrió, sin pretender que sea una verdad absoluta.

Para fines prácticos de la obra, el autor condensó, en tres días, un debate que a los verdaderos protagonistas les tomó varios meses. Otra de las modificaciones que sufrió el texto, es que solo participa un legado, cuando en la realidad fueron varios los enviados del Papa.

Ante las molestias que puede causar la obra al dejar en evidencia la actuación de las autoridades católicas, el director respondió que no es su intención, ni el de la producción, dejar a la Iglesia católica como los “villanos de la película”.

“La intención es mostrar lo que pasó en esa controversia, y si alguien saca como conclusión que la Iglesia (sus autoridades) fueron los malos de la película, bueno, que reflexione y que cada uno saque sus conclusiones; nosotros no queremos parcializar”, finalizó Sales.