Historia navideña hizo que abuelos y niños conocieran el Teatro Nacional

Por primera vez La Nación y el Teatro Nacional invitaron a 700 espectadores a ver Navidad de gangoche la tarde de este viernes

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Curiosos y sonrientes 700 niños, jóvenes y adultos de escasos recursos conocieron el Teatro Nacional de la mano de Juan Cuentacuentos y su espectáculo Navidad de gangoche.

Los espectadores son alumnos e integrantes de instituciones de bien social invitados por La Nación y el Teatro Nacional a una función exclusiva para ellos.

Además de disfrutar con el relato del burro que tuvo la importante responsabilidad de llevar a María al pesebre, para muchos la misma visita al teatro fue todo un acontecimiento.

Chicos y grandes que nunca habían entrado en la institución capitalina perdieron sus miradas entre pinturas, esculturas y la inmensa lámpara que cuelga en lo más alto de la sala principal.

“¡Es grandísimo!”, describió Ángel Saballos, de ocho años, quien asistió a la función junto a su hermana y su mamá.

“Es tal y como me lo imaginaba”, dijo Rafael Benavides, quien a sus 71 años había pasado mil veces frente al lugar, pero nunca se había atrevido a entrar en él. “Lo más bonito son las esculturas”, enfatizó el abuelo, vecino de Tirrases de Curridabat.

Acción. Ubicados en sus centenarias butacas, los presentes se emocionaron con cada pequeño detalle: desde la primera llamada, hasta el momento en el que se atenuaron las luces y la magia comenzó.

“¡Buuuuuu!”, gritó un grupo de inquietos niños para asustar a sus compañeritas cuando el teatro quedó a oscuras. Afortunadamente, para ellas, la congoja duró solo unos segundos, pues pronto el escenario se iluminó para dar comienzo al espectáculo.

La obra contó primero con una pequeña intervención de los cuenteros Ana Coralia Fernández y Rodolfo González, quienes rompieron el hielo con canciones y humor.

Luego vino el turno de Juan Cuentacuentos y Andrea Sibaja. Con ellos, los presentes gozaron de una propuesta que, además de contar el nacimiento de Cristo, también les habló de la importancia de reciclar.

Al cabo de 60 minutos, el Niño Jesús ya había nacido y ,con su venida a esta tierra (al menos en la versión interpretada por los artistas costarricenses), hubo risas y sonoras carcajadas.

A la salida del teatro, los presentes aprovecharon para tomarse fotos para no olvidar aquella dorada tarde de diciembre.