Después de 34 años de intensa trayectoria, el artista costarricense Guillermo Chino Porras cree que llegó el momento de explorar rumbos creativos desconocidos.
Porras se inserta en una nueva etapa de su carrera artística con una exposición de obra reciente en la Galería 11-12, ubicada en el centro comercial Plaza Itzcatzú.
El artista exhibe nueve pinturas de gran formato, en las que recupera el alma y colorido de su natal Limón con un lenguaje cada vez más cercano a la abstracción.
“Estos cuadros representan la transición, desde una obra descriptiva y figurativa, hacia una más abstracta en donde la figura humana no se ve explícitamente”, explicó Porras.
Así, la presencia humana aparece apenas sugerida con manos o rostros que se diluyen en una marea de colores y formas.
Volver la mirada hacia sus raíces significó para el artista un proceso de introspección muy honesto y gratificante: “Muy dentro de mí vive Limón con sus gran riqueza cultural, su gente, sus comidas y sus paisajes naturales”, afirmó Porras.
En su obra Vento Sur el artista rememora con una poética imagen las ventiscas atlánticas que despeinan cabelleras.
Es en Manzanillo –al sur de Limón y en medio del esplendor de la playa y el bosque– que Porras estableció lo que el llama su “refugio” particular. “En ese lugar me desconecto del mundo exterior para hurgar en mi universo interior lleno de ilusiones, pasiones, temores, amores y desamores”.
Ese recorrido intimista generó, además, paisajes que parecen extraídos del mundo de los sueños como se aprecia en la obra La Visita del Fauno .
“Me gusta que las personas se involucren en mis obras y completen sus propias historias con los elementos que se sugieren en los cuadros”, comentó el artista quien obtuvo dos veces el Premio Nacional Aquileo Echeverría en la rama de pintura.
Esta colección de pinturas se caracteriza por la explosión de color en la que resaltan amarillos, rojos, cafés y azules.
La muestra está abierta al público hasta el 10 de diciembre.