Guerra al deporte

El primer conflicto mundial hizo que se cancelaran las Olimpiadas durante ocho años

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La Primera Guerra Mundial fue una lucha de trincheras: un inmenso campo de batalla que afectó todos los aspectos de la vida, con el enfrentamiento de ejércitos de 32 países.

La contienda bélica en Europa duró cuatro años, de julio de 1914 a noviembre de 1918, causó la muerte de 17 millones de combatientes y el derrumbe de cuatro imperios autoritarios: el alemán, el ruso, el austro-húngaro y el otomano. El deporte también sufrió al estancarse el crecimiento de sus disciplinas.

Sin embargo, en aquella triste época, el futbol interrumpió la dureza del combate y el frío del invierno en vísperas de la navidad de diciembre de 1914, cuando se celebró una auténtica noche de paz, a solo cinco meses de iniciada la Gran Guerra.

Ya lo interpretó el Paul McCartney al grabar la canción Pipes of Peace (Pipas de la paz) en 1983, cuando conmemoró un acontecimiento inspirado en la impensada tregua navideña entre tropas enemigas: los alemanes frente a los franceses y los británicos.

Lo insospechado ocurrió. Todo terminó con un intercambio pacífico de fotos de familiares, comida, vino, whisky, cigarrillos, botones de los uniformes, tabaco, chocolates y unos pocos dulces; mientras, otros soldados de ambos contrincantes fraternizaron, enterraron a sus muertos, rezaron por ellos y hasta jugaron una mejenga.

La tregua. En Ypres (sur de Bélgica), el ejército británico y el francés contuvieron el aliento al temer un ataque inminente, pero, en lugar del sonido de las armas en el bando alemán, se oyó el cántico de los villancicos. Al oírlos, sus rivales respondieron con más piezas navideñas, entre ellas Noche de paz.

Con cautela, los soldados de ambos sectores salieron de las profundas zanjas y se acercaron para un improvisado alto al fuego. El espacio se llenó de “enemigos” que compartieron lo poco que tenían allí y lo mucho que traían sus memorias.

Para culminar la confraternización, el único enfrentamiento que se dio fue un improvisado partido de futbol, que fue recreado en el mismo video de McCartney y en la reciente película francesa Feliz Navidad (2005).

Para unos cronistas, el duelo finalizó 2-1; para otros, 3-2, siempre con el triunfo alemán. Del encuentro quedaron pocas documentos pues muchas imágenes y cartas que se escribieron al respecto fueron confiscadas o destruidas. Los Gobiernos y la prensa de ambos bandos eclipsaron la confraternidad que, de haber continuado, pudo haber detenido el enfrentamiento bélico.

Al final, un obús cayó cerca de las zanjas y obligó a los soldados a regresar a sus trincheras. Las hostilidades se retomaron en varios sectores en febrero de 1915 y volvieron a matarse los unos a los otros.

Los responsables de la pausa navideña fueron castigados por los mandos superiores. Después de la tregua, se advirtió a las tropas de que cualquier otra confraternización con el enemigo daría lugar a fuertes sanciones y, si persistía, a ejecuciones.

En recuerdo de todo ello, desde hace tres años se festeja en Ypres un torneo benéfico entre clubes infantiles de Gran Bretaña, Alemania, Francia y Bélgica, y hasta la Liga Premier inglesa levantará allí un estadio de cancha artificial por el centenario de aquella guerra.

No será el único homenaje. El 17 de diciembre en Bélgica, la Unión Europea de Futbol (UEFA) colocará un monumento por el centenario de la “Tregua Navideña de 1914”.

Futbol, Olimpiadas y otros deportes. Los europeos se equivocaron cuando vaticinaron que la Primera Guerra Mundial no duraría mucho tiempo. En Inglaterra, por ejemplo, se suspendieron todos los deportes, menos el balompié, y se vio al Everton coronarse campeón en el torneo 1914-1915 de la Football League First Division.

Sin embargo, a partir de 1916, el campeonato inglés se detuvo: uno de los motivos fue que muchos futbolistas profesionales y aficionados fueron enviados a luchar.

En el Ejército Británico hubo un batallón de Middlesex (Inglaterra), conocido como “el de los futbolistas”, que fueron reclutados por la Oficina de la Guerra. En poco tiempo, 1.350 militares –entre jugadores, seguidores de los equipos y personas cercanas a los atletas– formaron el “Batallón del Futbol”. Los presidentes de los equipos de Londres apoyaron su fundación.

No obstante, ese escuadrón llegó a la primera línea del frente en enero de 1916, en el mortífero combate de Somme (norte de Francia), donde hubo más de un millón de fallecidos ingleses y alemanes –futbolistas muchos de ellos–.

Al mismo tiempo, la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA) sufrió una crisis luego de que las naciones británicas se desvincularon de la organización pues no querían participar en un torneo en donde también lo hicieran los países contrincantes en la guerra.

Pasó lo mismo en Alemania, Francia e Italia, donde se suspendieron todos los torneos relacionados con el balompié de 1915 a 1919. El regreso de estos campeonatos se dio en la campaña 1919-1920.

Olimpiadas. La sexta edición de los Juegos Olímpicos modernos se iba a celebrar en 1916 en Berlín (Alemania), pero los combates en las trincheras también provocaron su cancelación, y los teutones debieron esperar para organizarlos hasta la cita de Berlín en 1936.

Tras una interrupción de ocho años, las justas olímpicas se reanudaron en 1920, en Amberes, Bélgica, una de las ciudades más castigadas en la contienda. El brutal saldo afectó el movimiento olímpico, que tuvo que comenzar de cero.

La firma del fin de las hostilidades trajo consigo uno de los símbolos más representativos del deporte: el manto blanco con los cinco aros entrelazados, en representación de los cinco continentes, unidos para celebrar la mayor fiesta deportiva del mundo.

Como desenlace directo de la refriega, el Comité Olímpico Internacional (COI) incluyó, por primera vez, el juramento olímpico en el acto protocolario, y decidió no invitar a los perdedores, Austria, Bulgaria, Alemania, Hungría y Turquía, mientras que la Unión Soviética fue separada del certamen.

A los de Amberes 1920 se los denominaron los “Juegos de la Paz”. En ellos intervino la –para entonces– cifra máxima de atletas: 2.593 de 29 países. Las competencias fueron ganadas por los Estados Unidos, que se llevaron 96 medallas, incluidas 41 de oro, por encima de Suecia, el segundo lugar.

El ciclismo tampoco escapó del período bélico. La edición duodécima del Tour de Francia empezó en París el 28 de junio de 1914, el mismo día en que se detonó la guerra con el asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando de Austria. La carrera sufrió luego el primer parón de su historia pues no se disputó entre 1915 y 1919.

El golf también vivió un difícil momento, y su torneo más emblemático, el Abierto Británico, no se disputó en esos años.

Muchos británicos, entre 4.000 y 5.000 hombres, fueron detenidos y encarcelados en Alemania, entre los que hubo golfistas profesionales. Incluso faltó material básico para jugar al golf en Escocia e Inglaterra pues era muy complejo encontrar bolas nuevas.

Así fue todo en Europa. Ningún deporte se salvó de verse damnificado hace un siglo, por culpa de la Gran Guerra.