Grafiti tico, un mundo aparte y en desarrollo

Un hondo debate en la cultura del hip-hop es el grafiti; en Costa Rica, sus lazos son tenues, pero el arte, rico y abundante

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Sin el ecléctico grafiti que desde hace poco menos de una década inunda San José , la ciudad se vería más aburrida. En San Pedro, La California y los barrios del sur, es un lenguaje de la mezcla urbana en la que vivimos.

En Estados Unidos, el grafiti se considera uno de los “pilares” de la cultura hip-hop, aunque la antecede (los otros son break dancing, el MC, master of ceremony y el DJ, disc jockey).

El grafiti era una forma de marcar el territorio en los barrios de Nueva York y Los Ángeles: un idioma para entendidos que, poco a poco, fue avanzando de los actos vandálicos a una elaborada y sofisticada forma de expresión.

Así fue como llegó al país, en los años 90. Marvin Rodríguez, un estudioso del grafiti tico, considera que el grafiti “subcultural”, en contraste con el político y de protesta, tiene una historia más bien reciente en el país (en torno al 2000).

VEA UN MAPA: En este especial de hip-hop puede apreciar un mapa de obras de grafiti

En Costa Rica, por ende, no todos los grafiteros se consideran parte del movimiento hip-hop. “La escuela de esta generación de pintores que hicimos grafitis más estilizados nace más del skateboarding, y también del punk”, considera Mush, uno de los exponentes más destacados del grafiti tico. “No es la regla. Algunos escuchábamos rap, otros solo reggae, otros solo punk”, añade. La vinculación surgió al organizarse festivales de artes “urbanas”, que reunieron estas expresiones.

“No se puede decir que todo grafiti es hip-hop, pero no se puede no reconocer que está ligado”, opina Federico Peixoto, quien está produciendo un documental sobre el grafiti centroamericano.

“Es como que usted ande un mohawk y no cante punk: no puede no reconocer que el mohawk tiene que ver con estética del punk”, considera Peixoto, quien ha producido documentales sobre el grafiti y el skate.

En su tesis de sociología, Marvin Rodríguez estima que, con la progresiva organización de artistas del movimiento, a partir del 2008 (con festivales como Buscando la Raíz), el grafiti se legitima como arte –con impulso por vínculos con Centroamérica–.

En la actualidad, ha crecido como una vertiente de muralismo y se aprecian proyectos a gran escala en San Pedro, Tres Ríos y otros lugares. Firmas reconocidas: Mush, Piloy, Pain, Yiyo, Topan y un largo etcétera que amerita pronta catalogación crítica.

En San Ramón, el grafiti es parte del paisaje. “A la gente le gusta mucho. Si uno dice grafiti, lo toman con buena cara”, dice Roy, quien desde el 2008 pinta en la ciudad. “Uno busca un espacio como un muro arruinado y lo arregla con arte”, concluye.

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