Giancarlo Mazzanti, arquitecto del cambio

Giancarlo Mazzanti a través de sus creaciones ha logrado transformar comunidades

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La lección más importante que aprendí del colombiano Giancarlo Mazzanti es que la arquitectura es acción.

En su visita a Costa Rica, que aprovechó para visitar ciudades, mercados y edificios públicos, hablamos sobre el impacto social que debe tener una edificación dentro de una urbe o en un pequeño pueblo.

"La arquitectura debe lograr la inclusión social, debe darle poder a la comunidad", dice.

Mazzanti creció en Barranquilla, una ciudad construida por inmigrantes.

"Por lo general Colombia es un país muy cerrado, así que Barranquilla contiene un aire distinto. Es muy lindo; además, es una ciudad joven. De niño era muy necio, siempre estaba subido en árboles. El fuego, la lúdica, romper esquemas, salir corriendo, no estar de acuerdo con el establishment ... Hasta me rehusé a aprender a hablar ingles", recuerda.

Pero fue gracias a esa majadería de ver las cosas a su manera que hoy es uno de los arquitectos más reconocidos. Mazzanti es ganador de la VI Bienal Latinoamericana de Arquitectura (2008), en el 2010 ganó el Premio Mundial de Arquitectura Sostenible del Instituto Francés de Arquitectura, ha impartido clases en las universidades Harvard y en Princeton, y es el primer arquitecto colombiano en exponer sus diseños la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa).

A los 23 años, en 1986, ganó un concurso internacional en homenaje a Le Corbusier, y fue invitado a una gira para conocer su obra y todo lo que estaba pasando en Francia en esa época.

A su regresó participó en un concurso público, y lo ganó: "Tenía 25 años. El proyecto consistía en hacer una iglesia para todas las religiones, más allá de cuál era el dios. Ahí aprendí que lo importante no era hacer la iglesia, sino como se hacía. El Estado pensaba en ese momento que hacer la iglesia era suficiente, pero no, se debe hacer algo que transforme, que unifique".

Uno de los proyectos que hacen destacar al colombiano es el Parque Biblioteca España en el barrio de Santo Domingo Savio, al noroeste de Medellín, donde vivía buena parte de los sicarios del traficante Pablo Escobar.

La biblioteca parece de lejos tres piedras grises y grandes que tomaron el protagonismo de una comunidad. De cerca, también. Para llegar a ella, se puede caminar o tomar el metrocable.

"Santo Domingo era un barrio muy marginado, repleto de estigmas. Una vez que construimos la biblioteca, la comunidad se percibió de otra forma, se sintió menos peligrosa. Los niños van después de la escuela a leer, las mamás pueden recibir clases de tejido, se puede ir a dormir, a descansar, hay un cine... Todo esto corresponde a la teoría de multiplicar el dinero público. ¿Para qué construir un edificio que solo cumpla una función? No tiene sentido; entonces, con esa biblioteca hemos mejorado un estilo de vida", detalla el arquitecto.

Equipo Mazzanti

Una de las fórmulas eficaces que usa el arquitecto es su equipo de trabajo, que se divide en tres partes. Primero está lo que el arquitecto llama el “Jardín parlante”, una iniciativa de aprendizaje y conocimiento donde semanalmente tienen invitados que dan charlas en su oficina.

La segunda es la sección investigativa, a cargo de Carlos Medellín y Juana Salcedo, quienes indagan en temas como la apropiación del espacio público, juegos y desarrollo de ciudades, entre otros temas útiles para su labor.

Finalmente, está la parte operativa, que se compone de arquitectos que desarrollan, de la mano de ingenieros y otros especialistas, la ejecución técnica de los encargos.

La visión de Mazzanti en sus proyectos está construida por ideas de grandes pensadores que él tomó como referencia para explorar los límites que puede cruzar con la arquitectura.

"El trabajo de un arquitecto es encontrar, en todo lo que ve, algo para innovar. Yo aprendí de muchos arquitectos: del inglés Cedric Price, del holandés Rem Koolhaas, del francoestadounidense Bernard Tschumi... También estoy muy influenciado por la sociología, la filosofía, el arte. Leo mucho a Félix Guattari, y a Michel Foucault", explica.

Durante su estadía en el país, Mazzanti, visitó distintos parques del valle central donde observó y evaluó lo hallado.

"Creo que lo que sucede en este país, en términos de arquitectura, es que la estructura política y la institucional está reflejada en el espacio de la ciudad. Esto es un valle con un centro, que es San José, pero con una cantidad de ciudades pequeñas y diversas, y esa espacialidad es lo mismo que pasa en el Estado: hay 81 municipalidades, una gran cantidad de instituciones fraccionadas, que no están articulando para producir un modelo de ciudad completo", consideró.

"Pero también pasan cosas maravillosas, como el Sifáis (Sistema Integral de Formación Artística para la Inclusión Social, en La Carpio). Ese es un ejemplo mundial de cómo integrar a la comunidad sin robarles la identidad. Es algo que debe seguir creciendo; se deben unir todas esas comunidades que se están gestando, como Chepecletas y Árboles Mágicos. Todas esas iniciativas deben comunicarse, trabajar en conjunto, combatir la descentralización, porque confieso que la energía joven que percibo en este ciudad, no la sentía hace muchos años", concluyó Mazzanti.

Otros proyectos

Entre sus obras de mayor importancia se destacan el Museo del Caribe, en Barranquilla, el nuevo Velódromo de Medellín, el Parque Educativo Marinilla, los Bosques de la Esperanza en Cazucá, el Coliseo para los juegos Suramericanos de Medellín (con Felipe Mesa) y el Jardín Infantil en Timayui, en Santa Marta.