En tres décadas de actuar y, en especial, de hacer reír, son muchas las buenas anécdotas que conserva la clown suiza Gardi Hutter , una de las más respetadas de Europa. Sobre todo, guarda gran cariño a una visita que hizo a Paraguay.
Al final de un espectáculo, un asistente le dio un beso y, sin entender muy bien porqué, todos los demás asistentes hicieron lo mismo. Esa noche se fue al hotel con un centenar de besos en el corazón y siendo muy feliz por la profesión que escogió.
“El clown es amor y esa noche todos me dieron amor”, aseguró la artista. Este lunes, ella estuvo de visita en el país, para presentar su espectáculo La valiente Hanna.
La payasa reconoció que en su profesión, la cual la tiene desde hace 30 años viajando por todo el mundo, le es difícil visitar todos los países que desearía, pero finalmente pudo estar en Costa Rica, el país número 27 que conoce.
Tenía alguna información del país, en especial gracias a los niños y jóvenes del Circo Fantazztico , a quienes conoció en Suiza, en el 2011, y de quienes tiene una muy buena impresión.
“Normalmente, en los proyectos de trabajo social, el nivel artístico no es lo más importante, pero el nivel artístico del circo Fantazztico es alto”, aseguró la suiza.
Encajar. Cuando era niña, a Hutter los payasos le causaban temor; los veía algo monstruosos. No obstante, cuando fue creciendo supo que son personajes trágicos que hacen que sus desventuras se conviertan en una experiencia que produce una risa descontrolada.
Luego decidió ser actriz; estudió primero en Suiza, donde sintió que lo suyo era la comedia, sabía que tenía talento para hacer reír, sin embargo, los papeles que existían en las producciones eran trágicos y, por eso, no encontró un personaje que la cautivara.
Fue cuando el clown llegó a su vida, y pasó cuatro años, entre 1978 y 1981, en Italia, perfeccionando la técnica.
“El clown, payaso, pagliaccio, es un personaje muy popular. Viene de todas las culturas y se le conoce también como augusto, bufón; tiene nombres diferentes pero es la misma cosa. Es un espejo del mundo, de la imperfección humana”, recordó Hutter.
Tragedia. Con los años recorridos, aprendió que una de las claves para que el público se ría hasta que la panza les duela es ser muy trágico. Suena extraño, pero lejos de pensar en que el payaso debe andar tratando de ser chistoso o hacer bromas, para ella debe ser un personaje serio, pero con factor sorpresa y eso desatará la reacción del público.
Gardi Hutter logró llevar bien sus ideas de la tragedia del payaso a sus espectáculos. Un buen ejemplo es La sastre, donde su personaje es una costurera que se enfrenta a un montón de problemas: el más importante es enfrentarse a la muerte que viene por ella.
Aunque es una tragedia, las reacciones del público son las risas. Por su trabajo, Xavier Valentí, del Festival Còmic de Figueres, en España, aseguró que ella sabe hacer reír y llorar, y es capaz de enamorar.
“La risa es una estrategia para sobrevivir; la vida es difícil, el amor, la muerte y no podemos cambiarlo. Cuando no se puede resolver nada, la risa es la mejor respuesta”, aseguró la suiza.
Como una de las pocas payasas, sabe que su profesión es un poco solitaria, pero ella aprendió a sortearlo. Afirmó que se debe conocer la soledad, pero que lo mejor es aceptarla. Eso sí, sin andar sufriendo por la vida, sino encarándola con una buena actitud.