Francia hizo de La Sabana un lienzo musical

El trío francés Burger, Dupuy y Berbérian deleitaron anoche a los cientos de personas que asistieron al parque metropolitano para apreciar, sentados en familia sobre el zacate, el espectáculo Concierto dibujado

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La música y los trazos se dieron más que la mano; se hicieron uno. Eso no era imposible y quedó demostrado anoche, frente a cientos de pares de ojos, en el parque metropolitano La Sabana, cuando la agrupación francesa Burger, Dupuy y Berbérian hizo de plato fuerte en la preinauguración del Festival Internacional de las Artes (FIA) 2012.

La clara y bien entrenada voz de Rodolphe Burger y una sólida banda, que lo mismo iba suave, como varias de las baladas que lanzó, y que también sabía dominar la fuerza del rock, se dejaban complementar con los dibujos a mano alzada de los franceses Philippe Dupuy y Charles Berberian. Los trazos se proyectaban en una pantalla gigante.

Los músicos ponían todo lo suyo y los dibujantes los bosquejos, que, en cuestión de minutos, cobraban forma y algunos ¡vida!

El tema de apertura, una dulce y melancólica balada, fue intervenida casi al llegar a la mitad. Dejó entonces de estar a oscuras la pantalla y se observaron las manos de uno de los dibujantes, quien, en un par de minutos, plasmó a un hombre pensativo con un gran ave a su lado... Parecía una enorme gaviota.

Fueron transcurriendo las canciones y con ellas iban desgranándose los dibujos: un caballo negro que, literalmente, cobró movimiento, cuando el dibujo se volvió animado.

Pasaron por los trazos de los dibujantes franceses rostros, a los que les sobreponían imágenes de lo que pasaba con la banda, por ejemplo, los golpes de la batería.

Todo aquello, que era una alianza entre música y dibujo, iba llenando de sorpresa a los asistentes y arrancándoles aplausos. Eso fue evidente cuando la banda interpretó su versión de Billy Jean, de Michael Jackson, y los dibujantes crearon un retrato colorido del Rey del Pop.

Los llamados. Esto que era el Concierto dibujado de Burger, Dupuy y Berbérian tuvo un particular poder de convocatoria.

La propuesta, desconocida hasta que a las 8 p. m. la banda y los dibujantes salieron al escenario, le pareció sumamente atractiva tanto a los niños pequeños como a los adultos: parejas de amigos, cómplices de trabajo, novios y familias.

Abigail Cabezas Carmona era un buen ejemplo de que ser pequeña no tenía por qué detener el gusto por el arte. “Vamos a ver dibujos en esa pantalla, y también a escuchar música”, dijo ella, de 4 años. Estaba acompañada por su madre, Jessica Carmona, y juntas esperaban desde las 6:30 p. m. el Concierto dibujado.

Compañeros de trabajo, como Max Guevara y Verónica Blanco, de 27 y 20 años, llegaron a La Sabana, apenas salieron de su trabajo. Y desde las 5:30 p. m. esperaban sentados la resolución de esa incógnita que los hizo llegar hasta La Sabana: ¿qué será eso de un Concierto Dibujado? Al final, el público se deshizo en aplausos.