Exposición rinde tributo al ‘papá’ de la casa de adobe

También se exponen obras de otros maestros del paisajismo tico

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La idílica casita de paredes blanquiazules y techos de teja, enclavada en la montaña, es un ícono de lo que se considera “típico” de Costa Rica.

Si bien todavía quedan en pie algunas de ellas y el turismo gastronómico explota su imagen al máximo, las casas de adobe saltaron al estrellato, por primera vez, en las pinturas del artista costarricense Fausto Pacheco (1899-1966).

Una exposición en el Museo Rafael Ángel Calderón Guardia, en barrio Escalante, reúne 40 obras de Pacheco, pertenecientes a la colección de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).

“El eje de la exposición es la construcción del paisaje tradicional en Costa Rica. Muchos artistas han mostrado interés en la representación del paisaje y la naturaleza, pero Fausto Pacheco es reconocido, indiscutiblemente, como el pintor que supo capturar el paisaje como símbolo de la identidad nacional”, explicó Luis Rafael Núñez Bohórquez, director del Museo y curador de la muestra.

Núñez destacó que esta es la primera vez que se exhibe la colección completa de Faustos, que la Caja tiene reservada solo a sus funcionarios dentro de sus instalaciones.

Las obras de Pacheco – que reúnen óleos y acuarelas –se complementan con 10 creaciones de otros maestros del arte costarricense que también plasmaron sus visiones sobre el paisaje: Ezequiel Jiménez, Teodorico Quirós, Manuel de la Cruz González, Francisco Amighetti, Enrique Echandi, Dinorah Bolandi y Margarita Bertheau.

Jiménez fue maestro de Pacheco y lo motivó a pintar paisajes rurales. Luego de entablar una profunda amistad con Teodorico Quirós, Pacheco se adentró en el paisaje como protagonista de sus obras y perfeccionó su técnica.

La casa de todos. De acuerdo con el curador, Pacheco supo revitalizar un tema que ya había sido tratado por la llamada “generación nacionalista”, que tuvo su auge en la década de los treinta. “La obra de estos artistas buscaba recuperar el sentido de nación, al resaltar lo autóctono de la Costa Rica de la primera mitad del siglo XX: paisajes naturales, escenas campesinas y costumbres. Sin embargo, Pacheco le da un enfoque más romántico y emotivo”, declaró Núñez.

Además de exaltar el paisaje como símbolo de identidad, Pacheco fue un pintor habilidoso. “Construyó sus paisajes a través de un dibujo sólido y una riquísima mancha de cerúleos (azules) y ocres, sobre todo en sus acuarelas. El manejo de la luz es exquisito, juega con las transparencias a tal punto que es posible sentir el ‘bochorno’ del clima de Costa Rica”, dijo Núñez.

Las pinturas mantienen un mismo tipo de composición y hay elementos que construyen esas escenas, que hoy son consideradas como “típicas” : un entorno de vegetación exuberante, en donde sobresalen las montañas, cielos azulísimos, salpicados de nubes.

Aunque nunca aparecen personas, hay ciertos objetos que sugieren la presencia humana: carretas, fogones, cercas, portones, tapias, puentes y caminos.

La exposición estará abierta hasta el 27 de setiembre y se puede visitar de lunes a sábado, de 9 a. m. a 5 p. m. La entrada es gratuita.

El Museo Calderón Guardia se ubica en barrio Escalante, San José, 100 metros este y 100 norte de la iglesia Santa Teresita.