Exposición de Manuel Zumbado: Testimonios incómodos para épocas difíciles

La exposición en el Museo de Arte Costarricense ofrece poderosas metáforas y reflexiones sobre poder, violencia, corrupción y riqueza.

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Aquí es imposible echar un simple vistazo: cualquier acercamiento requerirá involucrarse y someterse a una serie de sacudidas para obligarnos a parar, despertarnos y llenarnos de preguntas. No, no es un ejercicio masoquista; la exposición Transversal nos hace participar de testimonios visuales que no nos permiten permanecer ajenos.

La exhibición en el Museo de Arte Costarricense (MAC) revisa dos décadas de carrera del artista costarricense Manuel Zumbado, con la guía de la curadora María José Chavarría.

Desde la década de los años 80, Zumbado, creador de 52 años, ofrece su punto de vista artístico; él participó en dos ocasiones en la Bienal de La Habana, ha sido destacado con premios nacionales y se le considera un pionero en el área de la videoinstalación. Ahora, también es profesor universitario en el campo de las artes.

Se ofrecen 19 de sus obras, entre pinturas, videoinstalaciones y apropiaciones del espacio arquitectónico. Se trata de una aproximación contemporánea; este es un afán consciente del museo por actualizar la manera en que se aborda su discurso sobre el arte costarricense.

Por medio de esos lenguajes, el artista hace poderosas metáforas visuales y reflexiones acerca de temas como la violencia, la guerra, el poder, la corrupción y la distribución de la riqueza.

Él se considera un testigo de su tiempo, uno que ha evitado la zona de confort y el lugar común. Usa el medio que le convenga para poder transmitir una idea o concepto. “Hay muchas definiciones de artes; en mi caso, veo el arte como una forma de pensamiento”, detalla.

Animales violentos

Su posición ante los hechos es beligerante, es incómoda.

En la década de los años 90, Zumbado produjo obras en que se apropiaba de la animalística, que redescubrió al acercarse a las pinturas de sodas, carnicerías y similares, y creaba lienzos muy fuertes y repletos de texturas. Acababa de regresar de Alemania y mostraba una clara influencia del neoexpresionismo alemán.

Apareamiento (1993) es una evidencia de aquel momento. Se trataba, además, de una afrenta al arte decorativo.

Cerca se encuentra Huele a hermano (1993), parte de un tríptico con el que ganó el último Salón Nacional de Pintura. Como reacción a una imagen de la guerra en Bosnia, en la que un niño lloraba frente a un féretro, Zumbado pinta a un perro y una calavera. El can parece sentir lástima del hombre.

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Más adelante, una pintura de un pleito de perros es una metáfora acerca de la violencia, mientras que un tríptico reflexiona acerca de un asesinato en Haití de una autoridad en derechos humanos. No son representaciones realistas; estos trabajos golpean con la imagen –algunas obligan a dar un paso atrás– y sumergen al espectador en la angustia, la incertidumbre, la ira.

Una de las piezas más impactantes es Espacio de meditación , videoinstalación que hizo para la Bienal de la Habana de 1994. Son esculturas de cerdos colgando en ganchos, mientras se ve y se escucha una gota de sangre caer. Pues sí, eriza la piel.

“La instalación me permite que entren en juego todos los sentido; le saco provecho al medio”, comenta Zumbado.

Tiempo de estructuras

En la nave central del MAC, los visitantes encontrarán un enorme puente: es una estructura endeble, tiene un faltante en el medio y una pantalla con imágenes. Esta propuesta nació tras el cierre del Banco Anglo: la corrupción hace que una vía hacia el desarrollo colapse.

“El puente es el aparato político: es endeble, no es perfecto, pero es el que tenemos y lo poco que teníamos se fue al carajo”, explica.

El artista, quien cursó durante unos años la carrera de Arquitectura, se apropia de las estructuras (puentes y torres, principalmente) debido a su enorme carga simbólica y posibilidades para trabajar, sobre todo, el tema del poder.

El sentido no se agota y da para hablar de guerras televisadas y realidades cercanas mediante puentes semidestruidos, estructuras sangrantes y hasta una videoinstalación en que realidad y ficción se confunden.

Incluso está aquel muro que cayó en Alemania en 1989 como un recordatorio más que vigente, en especial ahora que otro gobernante vuelve a soñar con levantar nuevas murallas.

Con El péndulo (1999) explora al hombre del nuevo siglo: rápido, pero que corre tanto hacia adelante como hacia atrás. Tristes y hermosas imágenes de un Sísifo moderno.

En piezas bidimensionales donde utiliza herramientas arquitectónicas y pintura, usa la torre para trabajar alrededor de esas estructuras que apabullan al ser humano, la injusta distribución de la riqueza, el desarrollo que destruye la naturaleza. Es una serie más reciente y pinta un paisaje desalentador.

“Yo no doy respuestas. Es un ‘detengámonos’ y un proceso de preguntas, de cuestionamientos a los tiempos que me tocó vivir”, agrega Zumbado, quien es graduado en música del Conservatorio Castella.

Sus estructuras se vuelven gigantescas fuera del museo: unos bambúes rompen la linealidad de la fachada posterior en un caos que asciende, mientras torres inflables avasalladoras se levantan sobre el edificio.

La obra de Manuel dejó de ser tan visceral y evolucionó a una propuesta más racional, más pensada. “La vida, los acontecimiento y uno mismo cambia; he tratado de que mi arte también gire con mi tiempo”.

Sus testimonios incómodos continúan, siempre sin aceptar limitaciones de medios. “Los seres humanos somos los mismos. Los artistas tocamos lo local para aspirar a lo universal porque, al final, se trata de tocar la fibra humana”, concluye.

Museo en La Sabana

¿Qué? Exposición Transversal , una revisión de 20 años de trabajo del artista Manuel Zumbado. La exhibición incluye 19 obras entre pinturas, videoinstalaciones, objetos y estructuras de gran formato. Se inauguró el jueves 8 de diciembre y se cerrará el 12 de febrero del 2017.

¿Dónde? Museo de Arte Costarricenses, ubicado en el parque metropolitano La Sabana, junto a la estatua de León Cortés. El público puede asistir de martes a domingo, de 9 a. m. a 4 p. m. La entrada es gratuita.