Su trabajo artístico en el teatro y performance –acción artística en vivo– es molesto para muchos sectores, el local de su grupo Sotavento (contra el viento) fue apedreado, pero al actor y director Gustavo Monge le parece que transita por el camino correcto, y eso es lo que le importa.
Recientemente su trabajo de performance en la llamada “Marcha de las putas” fue objeto de críticas, cuando apareció vestido con una especie de hábito y cargando una imagen de la Virgen de Los Ángeles con un biquini rojo.
Esa forma de acudir a signos, que pueden molestar a determinados sectores y congraciarse con otros, lo aplica por igual a los montajes de su grupo, como su obra actual, Ateo + Dios.
De ese uso de la imagen y los signos, de si es simplemente un efectista o se está sacando el clavo por sus diferencias con la iglesia Católica conversó con Viva ; a continuación un extracto de la entrevista:
La propuesta visual de Sotavento, usando imágenes que impactan y pueden molestar a determinados grupos sociales o religiosos, ¿es puro efectismo?, o ¿hay trasfondo e ideas bien argumentadas?
¡Claro que hay un trasfondo!, de hecho un amigo nuestro ( Roberto Herrera, profesor de filosofía de la UCR) nos define como “la manifestación de la disconformidad social contemporánea”. Nosotros nos posicionamos como gente que habla desde lo que le afecta.
¿Cuál es ese contexto desde el que habla y refleja en su trabajo?
Vengo de una familia totalmente católica, respondo a mi contexto; nosotros usamos eso (en sus obras y performance ) como una forma de contarnos en un contexto; esta forma de usar signos externos del catolicismo es citarnos a nosotros mismos en un espacio artístico.
“Más que una posición, es un sentir. Yo fui misionero católico, hice cursos de vida en el espíritu; luego me di cuenta de fraudes monetarios, abusos (de personas que eran parte de la organización de la iglesia Católica) y me desencanté de la iglesia Católica y de Dios.
En la manifestación denominada “Marcha de las putas” asistió con una propuesta de Sotavento o a título personal?
Me fui a hacer activismo performático a título personal, junto con mi compañera Jennifer Monge.
Sumamos nuestra experiencia (aprendida) con La Pocha Nostra y decidimos ir a plantear nuestra posición desde lo que hacemos bien.
¿Por qué llevó la figura de la Virgen de Los Ángeles con biquini?
La premisa es muy simple: hasta la más virgen del país viene de puta a exigir que se frene la violencia sexual contra las mujeres. Era la misma Virgen manifestándose contra la palabra de los obispos.
¿Quería ofender o molestar a los sacerdotes o a los fieles católicos?
Nunca quise ofender o agredir a nadie; pero todo tiene muchos modos de verse, ese era el mío.
¿Se salieron de control las reacciones o interpretaciones?
Me preguntaría si existe alguna manifestación que pueda ejercer control de la percepción; yo creo que no es algo que puede estar en control de los artistas, porque es la libertad de los pensamientos.
¿Aparecer vestido como un sacerdote, con esta imagen de la Virgen fue la manera más correcta de pedir respeto para las mujeres?
Posiblemente sea la más incorrecta, pero eso me caracteriza como artista. El performance habita en las fisuras, en esas grietas de la estructura, y donde arde es donde trabajamos.
Si se pide respeto, ¿no se debe comenzar por respetar los valores o ideales de esas personas?
Mi premisa es “hasta la virgen está con nosotros”. La falta de respeto es retórica construida desde la posición del poder. No creo que haya faltado el respeto, el respeto que me plantea está visto de arriba para abajo.
Además, no entiendo por qué una propuesta tiene que ser comedida y respetuosa; los taxistas protestan, bloquean las calles, dicen obscenidades, por qué la (protesta) de mujeres tiene que ser comedida, y ellas ser muy propias; no estoy de acuerdo.
Anabelle Contreras (profesora de performance) dice en su blog acerca de la “Marcha de las putas” que los mensajes en la piel o vestirse de padre fue un recurso que llamó la atención de los medios. ¿querías solo llamar la atención?
No hay absolutamente ningún artista escénico al que no le guste que lo vean; mi propuesta está para ser vista y tomada en cuenta, fue una imagen potente, hago mi protesta para que la vean no solo los medios, sino todo el mundo.
Con su trabajo artístico, como el performance en “La marcha de las putas”, se está sacando el clavo por su desencanto contra la iglesia Católica?
Significaría que el motivo de mi acción es el odio, pero nada de eso motiva mi experiencia artística, sino mi vivencia. Soy un relator y me cito a mi mismo, fueron malas experiencias (las que vivió como practicante del catolicismo), pero no me motiva el odio.
“Es que la palabra correcta es autoreferencialidad, citarme en mis contextos, en un espacio escénico”.
Esta forma de trabajo personal y con Sotavento ¿les genera réditos artísticos?
Como Sotavento hemos puesto en discusión en el teatro temas a los que mucha gente le huye, que los consideran espinosos y prefieren no abordar.
“Hay temas que no abordamos, como el hambre en África, porque no nos afectan, no tenemos un familiar muriendo de hambre en África”.
¿Su forma de trabajar les genera enemigos o les cierra puertas?
¡Claro!, la Universidad Nacional tuvo un intento de censura a nuestro espectáculo Ateo + Dios ; en el pasado nos apedrearon el estudio, tenemos espacios donde no somos gratos, como el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo. En Enamórate de tu ciudad nos condicionaban participar solo si mostramos lo que íbamos a presentar, pero por otra parte nuestro público crece.
¿Se cuestiona si el camino que sigue lo puede llevar a pagar un alto costo artístico?
Me lo cuestiono todos los días, pero todos los días termino votando por mí.