Veinte años, 7.300 días o 175.200 horas es lo que lleva Anna Broennimann dedicada al arte. Pero, para esta artista mexicana radicada en Costa Rica, el tiempo no se mide con números, sino con experiencias que se van acumulando y dejan su huella en el libro de la vida.
Con la exposición Otoño –que se exhibe en el Costa Rica Country Club, Escazú– Broennimann celebra dos décadas de trayectoria artística y rinde homenaje a la exuberante flora del país que le abrió los brazos.
La muestra está integrada por diez dípticos –conjuntos de dos piezas– para un total de 20 obras realizadas en la técnica de acuarela.
“En esta nueva colección comparo el ciclo natural de los árboles con el de los seres humanos como una invitación a reflexionar sobre el paso del tiempo y lo efímero de nuestra existencia”, explicó la artista, que reside desde hace dos décadas en Costa Rica.
La naturaleza, cuenta Broennimann, ha sido su aliada cuando la vida le ha dado la espalda.
“He recurrido a ella en mis momentos de máxima tristeza y soledad. Es la mejor medicina para mi alma. Estar en un jardín todos los días y ver crecer las plantas de la manera esplendorosa en que lo hacen en el trópico, me devuelve esperanza en la vida. Eso es lo que quiero transmitir en mis obras”.
Durante gran parte de su carrera, la artista realizó sus pinturas en formatos medianos y grandes con técnicas mixtas de acrílico. “Destacaba el contraste entre un destacar un intenso colorido sobre fondos oscuros”, declaró.
Según comentó la artista, esta exposición significó un regreso a sus inicios. “Quise volver a mis pequeños cuadros de acuarela por la suavidad que se puede lograr con esta técnica. El soporte es papel de algodón hecho a mano y apliqué la pintura pura”, dijo.
Cada una de las obras va acompañada de un poema, también escrito por la artista.
La exposición se exhibe hasta finales de noviembre y se puede visitar de 11 a. m. a 7 p. m. en el Costa Rica Country Club. Para citas, llamar al 2253-1659.