En Canto fúnebre, el paso al otro mundo se toma danzando

Danza, teatro, música y artes visuales transformarán el Museo del Jade en un punto de confluencia de culturas, un acto artístico con más de 45 intérpretes

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Nunca sabremos qué hay del otro lado; por eso llevamos milenios intentando averiguarlo. “Se supone que la vida nos prepara para ese paso, esa condición tan íntimamente ligada al ser humano: la muerte”, dice Nandayure Harley, directora de Canto fúnebre , un acto artístico que transformará al Museo de Jade en templo y escenario el sábado y el domingo, a las 5:30 p. m.

El 24 y el 25 estará en el Centro Cultural Omar Dengo, en Heredia, a las 7 p. m.; el 31 y el 1.° de noviembre en el estacionamiento del CIDEA (UNA), también a esa hora.

Pensemos en el chamán, esa figura clave de las culturas precolombinas: comunicaba al pueblo el orden del cosmos, la relación con la naturaleza, la salud y la enfermedad. Luego, se fracturó el balance, cuando la colonización transformó el entendimiento de la muerte. Ahora, bajo el signo cristiano, la muerte se conmemora pensando en la Pasión de Cristo. A lo largo de toda esta historia, música, danza, gestualidad, color y expresión oral fueron nuestra forma de entenderlo.

Todas estas expresiones se conjugan en Canto fúnebre , un espectáculo organizado por el Centro de Investigación, Docencia y Extensión Artística , que reúne a las escuelas de arte de la Universidad Nacional y a otros programas (como la Compañía de Cámara Danza UNA y UNA Danza Joven), entre otros artistas.

“Estamos tratando de retratar dos mundos: el precolombino y el colonial, donde hay puntos que convergen y se distancian de diferentes maneras en relación con ese paso ritual al más allá”, describe Harley. El acto comenzará con un desfile-procesión en la plaza de la Democracia, seguido por este viaje escénico en el interior del museo.

Es una propuesta rica en estímulos, nutrida por lo preservado en “verso, arcilla, vidrio, mármol, piedra, oro y jade”. En los estandartes elaborados por los estudiantes de artes visuales, ejemplifica Harley, se ve “un sincretismo de culturas, donde se unen la prehispánica con la colonial”.

Entre los ritos que inspiran la pieza, aparecen aquellas figuras mitológicas que juegan papeles en la transición entre mundos –el jaguar, el murciélago, el búho–. De los colores térreos de la era indígena, se pasa a los tonos de vitrales e iconografía cristiana.

Canto fúnebre aspira a crear un atmósfera envolvente para la audiencia, para que todos participen de este ritual de memoria y energía en movimiento; también un reclamo por lo que descuidamos. Es un vistazo a la muerte a través de la riqueza de la vida.