Los 12 meses que están por terminar dejan una cifra baja de producciones locales, que habla de lo duro que resulta para los grupos de teatro, tanto independientes como estatales, producir sus espectáculos. Pero, también, fue un año donde el público disfrutó espectáculos de compañías internacionales del arte escénico, gracias al Festival Internacional de las Artes (FIA).
La polémica local también tuvo su espacio en este 2010, con críticas a los organizadores del FIA, por contratar a una productora internacional para su puesta en marcha y porque, en un principio, estos productores no tomaron en cuenta a grupos ticos de arte escénico.
El recuento de Viva, realizado con base en las publicaciones hechas a lo largo del año, refleja que llegaron a las tablas 57 obras (51 estrenos), una cifra mucho menor si se compara con los 65 estrenos del 2009 y los 70 del 2008. Las producciones del 2010 incluyen montajes de grupos estatales, universitarios, profesionales independientes, grupos no profesionales con una labor permanente y teatros comerciales.
De esos 57 montajes, ocho corresponden a lecturas dramatizadas, lo que hace que sean espectáculos con una sola función. De esa lista de lecturas, realizadas con el apoyo de la Asociación de Grupos Independientes de Teatro Profesional (Agitep), podemos mencionar Maldito Murphy, del grupo Yicrá; El último juego, de Bonus Teatro u Opción múltiple, del grupo Arketipo.
Por otra parte, seis obras fueron reposiciones de montajes del 2009, espectáculos que en su estreno dieron tema de conversación por diversas razones, como el caso de MxM, del grupo Abya Yala, Los bosques de Nyx, de La Tijera o Julius, espectáculo de Rubén Pagura.
La producción dirigida a los niños o jóvenes también estuvo presente, pero en menor medida. Un ejemplo de estos montajes fue El ogrito, de Génesis Teatro Ensamble o Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas, presentado por el elenco permanente del teatro La Máscara.
Estrenos. En los terrenos de los estrenos nacionales, los artistas ofrecieron de todo un poco; el año comenzó con la puesta en escena de La Llorona, de Sursum, en la que se daba una mirada a la leyenda popular latinoamericana.
También llegó Los 39 escalones, una comedia inglesa que buscaba mostrar que en los teatros comerciales se puede entretener, sin sacrificar la calidad o acudir al chiste fácil o rebuscado. La obra la presentó el elenco de una nueva sala: teatro El Triciclo.
Conforme avanzó el año, llegaron otros proyectos, como Los locos de Valencia, de Lope de Vega, bajo la dirección de Andrés Montero e interpretada por el grupo Generaciones, conformado por egresados del Taller Nacional de Teatro.
La lista continúa con proyectos como Latinas, del grupo Raíz; La paz perpetua, de Sursum Teatro; Cést tout?, de InterTEATRO; El método Grönholm, del grupo Yicrá; El vestidor, producción de la Compañía Nacional de Teatro; Hace frío en la ventana de lo cierto, del grupo Ubú; Máscaras afuera, del Teatro Torres o Rompiendo códigos, de La Carne Teatro, entre muchas otras.
Los montajes generaron reacciones diversas. Propuestas como Los Velázquez se ganó algunas críticas del público; también Andrés Sáenz, crítico de teatro de La Nación, realizó varias acotaciones de este montaje en su crítica Sin vela en este entierro.
“Pese al intento del autor por sacar tajada de circunstancias de humor negro y contextos macabros, la comicidad me pareció impuesta y postiza, más bien basada en chistes hueros, en vez de surgir de modo orgánico y espontáneo de las situaciones donde afloran los conflictos domésticos de los personajes”, citó en su momento el crítico Sáenz.
Otras de las producciones locales que no se pueden pasar por alto son El vestidor, de la Compañía Nacional de Teatro; Vacío, del grupo Abya Yala; Oxígeno, del grupo Teatro Universitario y con la que celebraron sus 60 años de vida; Princesas azules, del grupo Archipiélago y Una segunda oportunidad, bajo la dirección de Claudia Barrionuevo.
Los ticos le deben al FIA un enorme “gracias” porque fue posible disfrutar de puestas en escenas llenas de fantasía y metáforas, como El sueño de Andersen, del internacionalmente reconocido Odin Teatret, dirigido por Eugenio Barba.
Otros de los grupos con renombre en el orbe, que pasaron por el Festival, fueron la compañía del director británico Peter Brook; teatro La Candelaria, de Colombia; La Zaranda, de España, Timbre 4, de Argentina y el grupo Yuyachkani, de Perú, entre varios más.
Importante. Mucho se podría mencionar de lo que fue el 2010 para el arte escénico, pero como el espacio siempre es insuficiente, estos son algunos hechos que no se pueden pasar por alto.
Recién comenzando el año, el Ministerio de Cultura designó al actor y director Mariano González en el puesto de director de la Compañía Nacional de Teatro (CNT); no obstante, con el cambio de gobierno, acabó su nombramiento.
La salida de González permitió la llegada de Gladys Alzate, productora y directora del grupo de teatro Contraluz. En sus primeros seis meses de trabajo, la nueva directora impulsó algunos cambios: se realizaron audiciones para los dos montajes que produjo la CNT. También se desarrolló una temporada de teatro infantil en setiembre y se crearon los jueves de 2x1, promoción para atraer más público.
Igualmente importante fue la apertura del teatro La Aduana, nuevo centro de operaciones de de la CNT. La nueva sala se equipó para estar a la altura de las necesidades del siglo XXI.
Sin deseo de quedarse atrás, el sector privado también ofreció nuevos espacios para el teatro; por eso, en el año se inauguraron el teatro El Triciclo, proyecto de Mauricio Astorga, actor y director tico radicado en México; también abrió sus puertas el Teatro Centenario, como una nueva opción en el sector de Curridabat.
Así como llegaron nuevos espacios, con algo de nostalgia los ticos vieron como los integrantes del Moderno Teatro de Muñecos cedió en su lucha contra el Museo Calderón Guardia y accedieron a abandonar las instalaciones que ocupaban desde hace varias décadas, en los terrenos que actualmente ocupa ese museo.
Eso significó el cierre de la sala Juan Enrique Acuña, ubicada en ese espacio. Otra sala que cerró sus puertas fue el teatro La Comedia, sin que se sepa hasta la fecha si volverá a abrir.
Gracias a los medios de comunicación, el país fue testigo de reclamos, acusaciones y denuncias que iban y venían entre Iván Rodríguez, exdirector del FIA, y su equipo de productores y Jody Steiger, directora del Teatro Nacional y responsable del FIA 2010.
Supuestos informes incompletos de Rodríguez, impidieron a la nueva responsable del festival avanzar en la edición 2010. Fue en este año cuando se dio a conocer que María Elena Carballo, exministra de Cultura, contrató a la empresa Jeito Producciones, para producir el FIA 2010.
La contratación de Jeito se hizo sin estudios o consultas a otros productores; la argumentación de los responsables fue que era la única productora que podía hacer un festival como el FIA, en siete meses.
En el año, los festivales aportaron espacios para la difusión del teatro y, en este campo, desde los primeros días del 2010, se tuvo actividad. El primero fue La calle de los títeres, producción de la fundación Skenè, que llegó a las cabeceras de provincia en la primera mitad del año y a otras comunidades, en el segundo semestre.
También se realizaron el I y II Encuentro Internacional de Teatro, con participación de grupos de teatro locales, de Argentina y España.
Para agosto, la asociación Giratablas puso en marcha el Festival Centroamericano de Teatro: Arquitecturas Escénicas Visiones y Versiones, que convocó a varios grupos del Istmo en San José.
Adicionalmente, el país fue destino de grupos y compañías de teatro extranjeras, traídas al país por productoras locales.
Fue así como luego de nueve años de ausencia, regresó el mimo Hanoch Rosenn, con su espectáculo multimedia Habla por sí mismo; también regresó la compañía TNT de Inglaterra, con una propuesta de Otelo, el moro de Venecia.
Otro que se dejó ver por el país, gracias a una invitación de la Embajada de España, fue el actor español Rafael Álvarez, El Brujo, quien en solitario cautivó a un centenar de espectadores con El testigo.
Apoyo. Aunque para nadie es un secreto lo duro que resulta la producción teatral, en especial por el tema de los costos, también es cierto que hay quienes desean apoyar el arte escénico.
Una muestra de eso es que el Programa Nacional para el Desarrollo de las Artes Escénicas (Proartes) y el Fondo Iberoamericano de Apoyo a las Artes Escénicas (Iberescena) continuaron con su apoyo a grupos para producciones, coproducciones y giras de espectáculos por comunidades.
Igualmente valioso resultó el apoyo de Agitep y su Lunes de Teatro y del Centro Cultural de España, que desarrolló dos espacios para el teatro: Sin Telón, produciendo montajes, y el concurso Escena Viva, en coproducción con la CNT.
Sin duda, el año tuvo muchas más incidencias en el campo del arte de la representación, pero, este trabajo no pretende ser más que un repaso por esa gran actividad que ocurre anualmente en el país.