El Sol se despertó ayer al ritmo de las esferas en Osa

La salida del astro rey se alineó con ellas el sábado por la mañana

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Palmar Sur. Eran las 5:45 de la mañana y el señor Sol estiró sus brazos para dar la bienvenida a un nuevo día en el cantón de Osa, en Puntarenas.

Una esfera grande y luminosa se asomó sobre la línea del horizonte en perfecta sincronía con tres esferas, pero de piedra, que yacen en fila sobre una alfombra de pasto en el sitio arqueológico Finca 6, en Palmar Sur.

Ni siquiera la bruma que llegó sin ser invitada opacó esta “danza” de cuatro esferas –una en el cielo y tres en la tierra– , que parecen haberse puesto de acuerdo para bailar al mismo ritmo.

Para los cerca de 40 espectadores que contemplaron el amanecer ayer en Finca 6, ese fue el inicio del 14 abril del 2012, pero, para nuestros antepasados precolombinos, cada vez que el Sol se asomaba en ese punto, y en línea con las esferas, significaba el fin de un ciclo y el principio de otro.

Esa es la hipótesis que maneja un equipo de investigadores del Museo Nacional, liderado por el arqueólogo Francisco Corrales, con respecto a una posible relación entre el desplazamiento del Sol y la alineación de las esferas precolombinas fabricadas entre los años 300 d. C. y 1500 d. C. por los pueblos que habitaron la zona.

Como parte de las actividades del VII Festival de Esferas en Osa, el Museo Nacional organizó ayer una visita a Finca 6 para observar este fenómeno.

El sitio arquelógico Finca 6 es el único lugar en Costa Rica donde las esferas se conservan en su posición original, pero aún no se tiene claridad sobre por qué las hicieron y colocaron así.

Según Corrales, en un principio se supuso que la alineación tendría algo que ver con la trayectoria del Sol, la cual es definida por los solsticios y los equinoccios.

El solsticio es la época durante la cual el Sol se ubica, de manera imaginaria, en su punto máximo o mínimo en el Hemisferio Norte o en el Sur. Esto ocurre dos veces al año, en junio y en diciembre. Dependiendo de su posición, los días son más largos o más cortos. Durante los equinoccios, los días y las noches tienen igual duración, pues el Sol se ubica sobre el Ecuador.

“Hicimos varias observaciones de campo y la única época en que en que el Sol estuvo más cerca de la alineación de las esferas fue el equinoccio de primavera, es decir, entre el 20 y el 22 de marzo, pero la orientación no fue exacta”, manifestó Corrales.

En la única fecha en que los expertos pudieron comprobar una alineación perfecta fue el 12 de abril del 2011, y, este año, se repitió el fenómeno el 13 de abril.

¿Por qué esa fecha? “No contamos con pruebas documentales como códices, ni objetos con inscripciones o tradición oral que nos permita comprobar que las esferas estaban organizadas con algún significado astronómico, por lo que nos inclinamos a creer que la alineación era una especie de recordatorio para marcar el inicio de un ciclo”, explicó el arqueólogo.

Es decir, al no contar con calendarios sofisticados, nuestros abuelos borucas sabían que, cuando el Sol se asomaba sobre los cerros de la actual Fila Costeña y, además, quedaba en alineación con las esferas orientadas de este a oeste, era el principio de un nuevo período.

“Al ser pueblos que subsistían de la agricultura, la alineación del Sol con las esferas probablemente les servía de guía para programar sus cosechas, y esto además coincide con la transición de la estación seca a la lluviosa”, dijo Corrales.

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