El poeta Carlos Germán Belli y el hada cibernética llegan a Costa Rica

Ilustre visita. El celebrado poeta peruano Carlos Germán Belli se presentará en Costa Rica

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Carlos Germán Belli lee los poemas de Francisco Medrano cual si fuesen cartas de un hermano mayor. Cuatrocientos años los separan, pero los une un aire de familia: un hacer los versos al barroco estilo, apelando al arcaísmo, escandiendo con los dedos y volviendo un poco loca a la sintaxis, que –como sabemos– sufre la manía del orden.

–Precisamente en estos días he leído una vez más los versos de Francisco de Medrano, poeta sevillano del siglo XVI, manierista, horaciano y de corta vida –nos dice Carlos Germán mientras prepara su viaje a Costa Rica.

Caso único en la poesía hispánica, Carlos Germán Belli (Lima, 1927) ha metido la sensibilidad más de vanguardia en formas arcaicas y en términos del Siglo de Oro.

Sus versos son rigurosamente métricos; sus estrofas, reliquias (el soneto, la sextina, la estancia petrarquista, la estrofa sáfico-adónica, etcétera); sus palabras, resurrectas: Filis, priesa, desta, zagales, do, austro, folgar... El pasado y el futuro chocan y electrizan: “No te valía, no, siquiera un bledo / que el supersónico aquilón juntare / a dulce Cloris con su amante Tirsis”.

Invitado por la Embajada del Perú en Costa Rica, Carlos Germán Belli dictará tres conferencias-lecturas y será recibido por la Academia Costarricense de la Lengua en su condición de miembro de la Academia Peruana.

Algunos poemarios suyos son ¡Oh hada cibernética! (1961), El pie sobre el cuello (1964), Sextinas y otros poemas (1970), En alabanza del bolo alimentici o (1979), El buen mudar (1986), Salve, Spes! (1999), En las hospitalarias estrofas (2001).

Lírico pleno. Carlos Germán Belli también ha frecuentado la crónica de viajes (El imán, 2003) y el ensayo (La miscelánea íntima, 2003).

En el 2006, el aedo peruano recibió el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. Su libro ¡Oh hada cibernética! vive ya desde hace 52 años, y sorprende la prospectiva de su título. Belli nos cuenta:

–Cuando descubrí la existencia de la cibernética, automáticamente la vislumbré como algo muy positivo para el hombre, como una opción que podría liberarnos de la coyunda del trabajo. Sigo creyendo así, no obstante los resquemores que despierta hoy la tecnología.

Empero, esa modernidad está lejos del exultante canto a la máquina de los poetas futuristas de inicios del siglo XX. En Belli no hay velocidad ni émbolos; la técnica se sublima en una diosa cuya misión será aligerar la vida de la gente para entregarla a mejores cosas que los horarios de ocho a cinco.

La agobiada condición del ser humano común se resume en el título de otro libro: El pie sobre el cuello. El mínimo burócrata (Belli) respira apenas con el cuello presionado por el trabajo malcontento (“o decretos hoy copio mal mi grado / en el centro de un vasto campo mustio”), y la jubilación final y salvadora se atisba apenas como un Sol tan lejano como el Sol.

Belli es un lírico perfecto; es decir, habla de sí mismo cuando habla de los otros. En realidad –y esto suele omitirse–, toda la lírica de este poeta es su autobiografía por entregas. ¿Cuáles constantes y variantes señala él en su obra?

–El amor familiar, el amor a secas y, en las últimas décadas, la condición existencial.

Algunos poemas más recientes (En el restante tiempo terrenal) nos cuentan que el rapsoda se ha jubilado: ha vencido al borroso trabajo y puede al fin saciar “el voraz plagio de los ricos libros”: “No otra cosa sino el gran desquite / en el restante tiempo terrenal, / viviendo entre los muros de una casa”.

El lirida se ha encontrado con la ancianidad en “los talleres del tiempo”, “y el filo de los años agudísimo / sin cesar va cortando día a día”.

Carlos Germán roza el estoico senequismo del Quevedo del Heráclito cristiano y sentencia: “El tiempo es puntual muerte inoportuna”.

El aedo es humilde, no valora sus escritos, mas desea contagiarse de la eternidad de la poesía y desvanecerse así en un Nirvana que es todo lo contrario de la nada: “Aunque eres tan liviana, Canción mía, / como las ondas de los aires tenues, / la guadaña del tiempo / no corta como a todos en pedazos / tu elaborada forma y tus entrañas”.

Don de la Providencia. El lenguaje de Belli es indirecto: un perpetuo suceder de alusiones y metáforas: Lima es “Bética no bella” (la Bética fue la Andalucía romana).

Carlos Germán juega al preciosismo de lo vulgar (“en este El Bofedal, no claro sitio, / en que descuajaríngase la vida”), pero guardando las formas, que en poesía quieren decir “verso”: rigor de métrica, nunca el inexistente “verso libre”.

Otros poetas –como Gerardo Diego– han alternado el verso y el no verso (“verso libre”), pero creyeron que la métrica no se casa con la vanguardia: error que desmiente Carlos Germán Belli, quien anda siempre celebrando bodas.

El crítico Andrés Sánchez Robayna ya ha advertido aquel error en su ensayo El ideograma y el deseo, a propósito de Severo Sarduy, y explica cómo, en la poesía hispana del siglo XX, el vanguardismo no mató el formalismo clásico.

–¿Reconoce influencias surrealistas en su obra?

–Sí, creo yo que el erotismo y el humor negro. Muchos libros de escritores surrealistas hay en mi biblioteca. Además, admiro con fervor la pintura surrealista.

–¿Siente alguna influencia de Trilce, la vanguardia de Vallejo?

Trilce constituye un libro clásico de la poesía en español de vanguardia, pero me parece que no tengo intertextualidades trílcicas. Como lector más me he inclinado a Poemas humanos .

–¿Cuáles temas le interesan para transformarlos en poesía?

–Probablemente, todos los aspectos de la realidad terrenal, incluso los menos poéticos.

Habría que subrayar: para un gran poeta –como Belli– no hay temas pequeños ni apoéticos, así como, en el teatro, no hay papeles pequeños, sino pequeños actores.

No olvidemos que la injusticia ha sido y es también un tema constante que le han obsequiado “los crueles amos blancos del Perú”.

–¿Qué escribe ahora?

–Después de mi último poemario, Los dioses domésticos y otras páginas , publicado el año pasado, he escrito a duras penas unas cuatro composiciones. Espero que la Providencia me dé la posibilidad de componer algo más.

La Providencia, que gusta de los buenos, sabrá escoger otra vez a este gran poeta.

.....

Carlos Germán Belli ofrecerá tres conferencias-recitales. Miércoles 25, 7:30 p. m., en el Espacio Carmen Naranjo (estación al Atlántico). Jueves 26, 6 p. m., en la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura de la UCR. Viernes 27, 5 p. m., en la Escuela de Literatura y Ciencias del Lenguaje de la UNA.