El diseñador José Alberto Hernández Campos expone sus obras maestras

Nueve años de arte. El Centro Cultural de España alberga una admirable exposición de José Alberto Hernández Campos

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José Alberto Hernández Campos tiene 35 años, de modo que es un artista joven; y es tan joven que, cuando su pasado lo persigue, lo alcanza de inmediato. No obstante, José Alberto añora sus “viejos tiempos”, cuando se iniciaba en el diseño y no había creado aún los universos que habitan hoy el Centro Cultural de España (CCR) como elocuentes ciudadelas de color sobre las mesas.

“Reviso mis primeros trabajos porque me hacen recordar la ingenuidad de quien empieza y no tenía una carpeta que presentar. Entonces carecía de computadora, fotografiaba con un escáner, y ni poseía una cámara digital como la que tengo ahora”, explica Hernández entre las piezas de la exhibición mientras las paredes le responden mirando con afiches.

Son cientos los diseños los que nos brinda José Alberto bajo formas de afiches, cartulinas desplegables con insertos (postales, tarjetas y registros [= separadores de hojas], etcétera). Inicialmente presentaron sencillas formas de acordeón, pero, con los años, Hernández ideó nuevos formatos, como sobres, cajas, bolsas de cartulina y estuches de discos, y añadió diseños en paraguas y camisetas.

Así pues, el diseño no solo está en los dibujos y en los colores, sino también en el arte de imaginar objetos armoniosos de tres dimensiones que, al asirlos, nos saltan a la vista, como las programaciones mensuales del CCE. Para el Centro (y con razón), esta muestra es “un gran ejemplo del diseño gráfico en Costa Rica”.

De lo bueno, mucho: aquí hay diseños de líneas a lo Joan Miró; y colores planos en superficies de relieves; y guitarras de cartón amigas de barquitos de papel; y bigotes trepadores a lo Dalí; y un Supermán más cansado que existencialista introspectivo; y soldaditos de plomo pero de plástico; y letreros hablantes de derechos humanos y sexuales, y así, para gustos y colores.

Constancia y variedad. José Alberto se licenció en fotografía y diseño gráfico en la Universidad de Costa Rica. Ofreció su primera exposición fotográfica en la galería de la Fundación Teorética, muestra para la que él mismo elaboró el catálogo: su prueba de fuego y de color, un bautizo que ya fue confirmación –de su calidad de artista–. Luego, Hernández se vinculó al Centro Cultural de España, para el que ha creado diseños durante nueve años.

El notable artista menciona que comenzó usando fotos propias y ajenas (antiguas), y las vestía de diseños. Sí, por acá andan la foto de un viejo sombrero y la foto de una máquina calculadora.

“Sin embargo, me di cuenta de que pronto se me agotaría el recurso de emplear fotos. No las he abandonado, pero ahora apelo más al dibujo y a la serigrafía”, describe.

“A veces no me dan fotos ni me sugieren imágenes: solo una frase o un título, y yo debo entonces elaborar todo el producto visual; pero esto me gusta porque es un reto a la imaginación”, dice Hernández.

En el arte visual es mucho lo que no se ve. “Desearía exhibir la parte del trabajo que no aparece aquí, como los cinco o seis diseños que hago para un mismo pedido, aunque el cliente solo escogerá uno. Hice doce afiches para un concurso internacional de los diecinueve centros culturales de España”, recuerda. José Alberto ganó en ese certamen con su cartel Enredados (alusivo a la red de centros culturales).

La flameante variedad de ideas que José Alberto ha plasmado, exhibe rasgos frecuentes: los textos concisos, el uso de pocos elementos, los colores fuertes, y un único objeto o una figura central.

Arte sobre arte. El arte de José Alberto se ha convertido en una buena costumbre pues muchas personas buscan los objetos que él diseña para coleccionarlos, de modo que ya tiene fetichistas de buen gusto.

Hernández aprecia el trabajo del español Isidro Ferrer, del mexicano Alejandro Magallanes y del fotógrafo Chema Madoz, entre otros creadores de imágenes.

José Alberto menciona también el cartelismo cubano de los años 60, que presentaba altos contrastes y los colores planos de la serigrafía.

“En general me atrae el cartel latinoamericano. En algunos países europeos, el afiche se ha vuelto abstracto: por ejemplo, para un concierto de piano no aparece un piano ni algo alusivo”, detalla.

Para Hernández, la tipografía es esencial. “Uno puede arruinar un cartel si yerra en el tipo de letra. Debe haber coherencia entre imágenes y letras”, sostiene y señala un texto escrito en latín al que le aplicó un tipo de letra romano.

Los colores también exigen reflexión. Por ironía, Hernández eligió un “rosado femenino” para un afiche dedicado a un ciclo de cine de directoras que presentaron dramas intensos.

El artista aclara que algunos afiches se hacen para verlos de cerca; otros, de lejos. Además, un elemento debe ser el predominante: el color, el texto o la imagen. En otros formatos, como postales y discos, la combinación se equilibra más.

Hernández tiene en mente una exhibición de fotografías, tal vez en el 2015, pues no ha abandonado su otro arte.

A la puerta cerrada de El Farolito late la impaciencia de los primeros visitantes de la muestra. José Alberto toma una cámara fotográfica y dispara sobre las mesas de la exposición: un tiro perfecto de un arte sobre otro –de foto a diseño–, una mirada sobre sí mismo, una línea recta que dibuja un círculo.

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Hacia los colores . La exposición de José Alberto Hernández se ofrece hasta el viernes 9 de agosto en el CCE (El Farolito, barrio Escalante, San José) de lunes a jueves de 8 a. m. a 4 p. m.; los viernes, de 8 a. m. a 2 p. m. Teléfono 2257-2919.