El arte extraña su galería robada

Con el hallazgo de cerca de 1.400 obras confiscadas durante la Segunda Guerra Mundial, se reaviva el triste recuerdo de piezas maestras robadas a familias judías y a museos durante este macabro período

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Se suponía que las obras recientemente recuperadas en Alemania no debían verse nunca más. Cerca de 1.400 piezas halladas en un apartamento en Múnich formaban parte, hace casi 70 años, de la colección vilipendiada por Adolf Hitler como arte degenerado. Hoy, son arte valiosísimo en busca de su dueño original.

La noticia de la recuperación la dio la revista alemana Focus , la cual publicó datos del hallazgo de la policía en Múnich , en el apartamento de Cornelius Gurlitt. Obras de Pablo Picasso, Henri Matisse, Marc Chagall, Otto Dix... los grandes de la primera mitad del siglo XX en Europa estaban allí, guardando polvo desde hace casi 70 años.

Según las autoridades, el descubrimiento no se informó porque aún se continúan autenticando y trazando las historias de las piezas. Gurlitt era buscado por evasión fiscal: gastaba más de lo que ganaba legalmente, pues solía vender algunas obras cuando necesitaba dinero. No es poco: la colección completa podría alcanzar hasta $1,3 mil millones, según estimaciones preliminares.

Hoy, los lienzos de Max Liebermann, Henri de Toulouse-Lautrec y Canaletto vuelven a ver la luz e inician un peregrinaje legal: ¿Se quedarán en museos alemanes como patrimonio? ¿Volverán a las familias de los dueños originales?

Estética y política. Las obras que Cornelius Gurlitt vendía de vez en cuando eran la herencia oscura de su padre, Hildebrand. Gurlitt, padre, era un coleccionista de arte durante la Segunda Guerra Mundial, y obtuvo estas piezas en las últimas etapas del conflicto.

Durante la guerra, el nazismo confiscó y robó miles de obras de arte de toda Europa, especialmente de familias judías y de museos en países ocupados. Con el tiempo, se llegó a creer que las obras se habían destruido o que habían llegado a colecciones privadas de las que jamás retornarían.

Cuando el Tercer Reich llegó al poder, definió lo que convenía al Nuevo Orden; entre muchas cosas más, se proscribió el arte degenerado; es decir, el que no calzaba con los cánones realistas de lo “ario”.

Según los Archivos Nacionales de Estados Unidos , hasta el 20% del arte europeo fue robado por los nazis durante el conflicto, y 100.000 piezas siguen desaparecidas.

En 1937, Hitler encargó al pintor Adolf Ziegler organizar una exposición llamada Entartete Kunst (“ arte degenerado ”) en Múnich. Al contrario de las exhibiciones usuales, la idea era que el público llegara a burlarse de las obras por deformes e inmorales. Con 650 obras repartidas en secciones como Locura total o La prostituta elevada como ideal moral , la muestra buscaba exponer la “inmoralidad” y la “degeneración” que el modernismo había traído al arte. Su contrapunto era la Gran Exhibición de Arte Alemán : obras “correctas” para Hitler.

Como cuenta la periodista Anne-Marie O’Connor en una entrevista con The Washington Post , esta es solo una de las fuentes de la vasta colección de Gurlitt. Los nazis también saquearon museos en Países Bajos, Austria, Bélgica y Checoslovaquia, principalmente, y muchas de las obras se “perdieron” en manos de funcionarios.

Asimismo, al perder todo su valor ante la censura estatal, las piezas fueron vendidas por muy bajo precio por sus dueños. Algunas familias judías se deshicieron de sus fortunas en arte por poco dinero porque lo necesitaban para huir o no tenían tiempo para conseguir mejores tratos.

Es probable que haya sido así como Gurlitt amasó tal fortuna en obras que, por unos pocos años, no valieron nada, especula O’Connor. Los Monuments Men fueron un grupo de fuerzas especiales de los aliados abocada a recuperar todo el arte robado.

Durante la próxima Berlinale , se estrenará el filme The Monuments Men , dirigido por George Clooney y protagonizado por él, Cate Blanchett, Matt Damon y Jean Dujardin. Hasta cinco millones de piezas artísticas fueron devueltas a sus dueños tras la guerra, en parte gracias a esta agrupación.

Por años, Hildebrand Gurlitt dijo a sus allegados que estas obras habían sido destruidas durante los brutales bombardeos de Dresden, en 1945. Ahora, se especula que fueron confiscadas por fuerzas aliadas y que Gurlitt logró que se las devolvieran en 1950; desde entonces, fueron su botín oculto.

Su destino. Tras la publicación de la noticia del hallazgo, se ha suscitado una agitada discusión acerca del destino de las obras. Medios británicos como The Times y The Guardian , y varios periódicos alemanes han publicado reclamos de herederos judíos y museos germanos para que se publique la lista completa de lo encontrado.

Según The Guardian , una razón por la que tomó tanto tiempo que Alemania revelara su hallazgo podría ser la expectativa de miles de peticiones de devolución.

Para lograr retornar una pieza, habría que empezar por probar que es auténtica; trazar su historia y la de sus dueños; establecer si Cornelius Gurlitt la heredó legítimamente; y, al fin, determinar quién sería el heredero actual y cómo devolvérsela. Según la revista Focus , es un proceso que puede tomar años. Ya han esperado siete décadas.