El arte de Gerald Rossbacher explora la tensión entre la realidad y su representación tecnológica

Gerald Rossbacher. El trabajo del austriaco explora la tensión entre la realidad y su repre- sentación digital en la exposición de la Galería Veinti4/siete

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A Gerald Rossbacher le encanta jugar. Nos lleva con él, además, en obras que tienen carácter de provocación, de duda y de punzante reflexión sobre la imagen y su representación en la era digital. Muchas de sus piezas pueden ser tanto una cosa como la otra: trucos, trompe l’oeil , experimentos. Muchas veces, no se quedan quietas.

El artista austriaco (St. Pölten, 1974) exhibe desde hace un par de semanas dos piezas en la Galería Veinti4/siete , en barrio Otoya, en la exposición Farbe oder Farbe . Ya desde el título siembra la duda: en alemán, la misma palabra se refiere a “pintura” y también a “color”.

La obra Question to the World (Pregunta al mundo) es un video que nos muestra cómo la pintura negra derramada sobre una superficie totalmente blanca se convierte en, bueno, una pintura. “Como es negra y muy lustrosa, refleja lo que está frente a ella”, explica Rossbacher. “Cuando vierto la pintura negra, refleja la cámara y el mundo. La pintura genera la pintura”.

Ese juego entre lo “real” percibido por el cuerpo y su representación digital atraviesa la obra del artista. Su invitación es a preguntarnos cómo representamos lo percibido, de qué manera su procesamiento digital altera nuestro tránsito por lo material, en este mundo saturado de pantallas y parlantes. Es decir, indaga en qué vemos, qué oímos, qué percibimos, qué no.

Color y forma

Para ver la obra de Rossbacher, basta con asomarse al interior de Veinti4/siete, galería privada con espíritu de vitrina. A través del vidrio, a cualquier hora del día, se pueden apreciar los juegos de colores y formas que el artista ha dispuesto en el espacio, cuya anterior exhibición individual, Modos de ver (del tico Fabrizio Arrieta) también nos invitaba a cuestionar la mirada y sus trampas.

“Siempre me interesaron mucho las cámaras y cómo funcionaban, desde la cámara oscura. La cámara ha sido formada como el ojo humano y según lo que queremos ver. Por algún tiempo pensé en la cámara como instrumento, creía en la objetividad de una cámara. Ya no creo eso”, dice. “Pensé en cuánto de los colores se capturan y cuánto se ‘inventa’ o compensa para obtener la imagen que queremos”.

“Este medio está formado con respecto a nuestro ojo y nuestras expectativas, por lo cual no es un instrumento en el sentido técnico, sino en el sentido musical, no como una herramienta de medición. Pensé en cuánto de los colores se capturan y cuánto se “inventa” o compensa para obtener la imagen que queremos”, explica el artista.

–De muchas formas es explorar cómo ha sido estructurado y representado, y alterado, el mundo en el que vivimos.¿Cuánto cree que ha cambiado nuestra percepción de la realidad a través de la tecnología, especialmente la digital?

–Mucho. Si piensas en la historia de los medios técnicos y de reproducción, como la impresión, ves que fueron revoluciones. Una de estas grandes revoluciones fue la invención de la fotografía, especialmente para el mundo del arte, porque desde que tenemos la cámara podemos representar la realidad de otras maneras y el arte se ha vuelto más libre para buscar otras maneras de representar. Hoy hay ciertos procesos que percibo en mi vida cotidiana que me hacen preguntarme muchas cosas; por ejemplo, si vas a un concierto y muchos usan sus celulares,están experimentando sus conciertos a través de sus teléfonos.

–Están alterando no solo la representación, sino también espacio, tiempo…

–Y experiencia. La alteramos a través de nuestro uso de medios técnicos.

Para Rossbacher, lo primordial es comprender cómo aparenetemente sutiles cambios en nuestra vida cotidiana, generados por la tecnología, alteran nuestra forma de relacionarnos entre nosotros y con el mundo. “La tecnología ha entrado muy, muy profundamente en nuestras vidas, que se ha vuelto una especie de simbiosis”, argumenta.

Pero esa noción de simbiosis implica, exagerando, que se trata de otro organismo, que está aparte de nosotros, se ha vuelto un organismo por sí solo. ¿Es así? ¿Así experimentamos el mundo? Sus instalaciones nos invitan a preguntárnoslo.

“Creo que así lo percibimos. Actualmente es muy peligroso como percibimos la tecnología. Muchas personas creen en el “hecho” de que las computadoras no pueden fallar. Muchas decisiones en el mundo de negocios son outsourced al software, así que en cierto modo, retiras el factor humano de las decisiones, lo delegas a una máquina, y con eso viene que pensamos que las máquinas siempre tienen razón”, explica Rossbacher.

“Queremos creer que el aparato técnico siempre tiene razón. Nos gusta creer de la tecnología, y especialmente ahora con la esperanza en la inteligencia artificial, que los sistemas están bien por diseño, sus decisiones están justificadas. Es por eso que creo que percibimos la tecnología como este organismo con su propia personalidad. La mayoría de las personas no están preparadas para la inteligencia artificial. Muchos no se atreverían a llamarla un organismo, otro ser, pero las decisiones que delegamos en programas se consideran correctas sin más consideraciones, como si pudieran decidir por cuenta propia”.

Rossbacher desarrolla sus ideas eligiendo entre una serie de tecnologías que puede utilizar, y especialmente si puede desarrollarlas por cuenta propia (usualmente estudia lenguajes de programación para configurar sus piezas).

Para ver hacia los efectos de la tecnología, mira dentro de ella: “Me interesa saber qué hay ‘dentro de la caja’, dentro de la máquina, y es lo mismo que me ocurre con el software : me interesa saber cuál es el proceso, cómo funciona”.

Tal acercamiento se nota en Color exercises ( Ejercicios de color ), la otra pieza de la exposición, en la que juega con la representación del color en el espacio digital. “Tuve la idea de usar los valores RGB (la escala de colores que usan los monitores) y usarlos para mapear el espacio, como un sistema tridimensional; es decir, un eje es rojo, otro verde y otro azul. Cada posición en el espacio es definida como un color”, detalla.

Así, uno se “mueve” por el espacio contemplando cómo los bocetos digitales se transforman según la “posición” entre esos ejes. Ese modelo de color, que configura la forma en la percibimos prácticamente todo en digital, se convierte en una zona por recorrer. La representación se vuelve hacia el espacio; la imagen que presenciamos en la galería es tanto una cosa como la otra.

La Galería Veinti4/siete, abierta hace pocos meses, se ubica de la Casa Amarilla 100 m este y 25 m norte, en el garaje #1. Se plantea como una ventana abierta 24 horas al día, siete días a la semana, y exhibirá obra de artistas emergentes y centroamericanos.

Este año, tras colaborar con curadores internacional, presentará exposiciones individuales de una gama de artistas cuyo trabajo explora pintura, new media, performance, fotografía e instalación. ‘Farbe oder Farbe’ estará hasta el 26 de julio; se abrirán las puertas (gratis) el 21 y el 22 de 6 a p. m. a 9 p. m.