El 27 de abril, un feriado en el olvido

Feriado en el olvido. Durante el siglo XIX, Costa Rica celebraba hechos políticos “de circunstancias”

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En un artículo anterior ( Áncora , 5/5/2013) explicamos que el 1.° de mayo es un feriado que continúa celebrándose, aunque con un sentido diferente del original. Lo que hoy es el Día de los Trabajadores fue decretado en 1858 como un día para conmemorar las victorias costarricenses contra la invasión filibustera a Centroamérica.

Amparado a ese feriado, entre 1873 y 1882 se celebró otro feriado nacional cada 27 de abril, que pretendió elevar la figura del presidente Tomás Guardia como sinónimo del Estado y la nación costarricenses. El motivo situado detrás de la creación de este feriado fue el golpe militar del 27 de abril de 1870. Históricamente, este día marca el inicio del período liberal, que duró hasta 1940.

La Nueva Era. Para explicar la significancia de ese evento, es importante remontarse al inicio de la República. En 1848, José María Castro Madriz estableció la República de Costa Rica, lo que significó la ruptura definitiva entre nuestro país y la República Federal Centroamericana. La llegada al poder de los Mora Porras en 1849 inició el proceso de modernización costarricense, con la apertura de nuevos caminos, la creación de industria estatal (Fábrica Nacional de Licores), y la expansión y la profesionalización del ejército. Además, se intentó crear un banco estatal.

En 1859, Juan Rafael Mora Porras fue derrocado, y en su lugar se instaló un grupo de la élite costarricense opuesta a Mora. Este grupo, hoy denominado la Nueva Era , se mantuvo en el poder hasta 1870.

Costa Rica no sufrió los conflictos que hubo entre conservadores y liberales, típico de casi todo el resto de la América Latina, pero la Nueva Era puede considerarse el ala más conservadora de los grupos dominantes en Costa Rica. Los términos Nueva Era están relacionados con el nombre del periódico creado por Montealegre como herramienta propagandística a favor de la nueva élite.

Localismo. La Nueva Era incluyó los gobiernos de José María Montealegre, Jesús Jiménez Zamora (dos veces) y José María Castro Madriz (segunda administración). Este grupo de gobernantes propuso una economía más aislada, con énfasis en la producción hacendera y fuertes conexiones con la Iglesia Católica.

Otra característica importante fue el odio recalcitrante a todo lo relacionado con el expresidente Mora. No contento con su ejecución, Montealegre se enfocó en destruir cualquier rastro de la memoria de Mora, incluidas la celebración del 1° de mayo y las victorias logradas durante la Guerra Filibustera.

Desde 1823, la capital seguía siendo San José, pero dos bandos políticos empezaron a formarse fuera de la capital. En Cartago, la tendencia era apoyar a la Nueva Era, más acorde con el espíritu conservador de la ciudad y con la no muy secreta esperanza de recuperar la capital. Alajuela era la tradicional rival de Cartago desde la guerra civil de 1823 (guerra de Ochomogo), y continuaba apoyando a los Mora y a los grupos más liberales.

El 27 de abril de 1870. En 1870, José María Montealegre decidió regresar al poder por medio de un golpe militar en contra de Jesús Jiménez. Con tal fin convenció a un grupo de militares para que tomaran el cuartel Bellavista. En la madrugada del 27 de abril, el grupo entró al cuartel oculto en una carreta.

La toma del cuartel fue rápida, y pronto el país tuvo un nuevo gobernante. El problema es que el líder del grupo, Tomás Guardia Gutiérrez, no apoyó a Montealegre, y sí, en cambio, se colocó, primero, como poder detrás del trono, y finalmente como nuevo presidente de Costa Rica.

El 27 de abril de 1870 se inició el período liberal en Costa Rica. Durante la administración de Guardia se introdujeron los ferrocarriles y el telégrafo, se abolió la pena de muerte, se fundaron los archivos nacionales, se expandió la educación pública, y se creó el primer banco estatal: todas, características del proceso de expansión del Estado y la modernización de los finales del siglo XIX.

El 27 de abril y el 1° de mayo. El general Guardia no era miembro de la élite que había manejado el Estado desde los tiempos coloniales. Por ello, su legitimidad en el poder no provenía de sus conexiones familiares. El poder real de Guardia se basaba en el apoyo irrestricto de los militares.

Por otro lado, el poder simbólico de Guardia se relacionaba con su participación en la Guerra Filibustera. Como primer paso para promover el apoyo popular a su gobierno, Guardia recuperó la celebración del 1.° de Mayo. Su objetivo fue conectar su propia imagen con la del expresidente Mora y con las glorias de la Guerra Filibustera.

El primer paso se dio durante un banquete la noche del 27 de abril de 1873. Se celebraba entonces el golpe militar que había traído a Guardia al poder. Durante uno de los tantos discursos de la noche, Guardia juró pagar por el entierro formal de los restos de Mora y Cañas.

En ese mismo año se reiniciaron las celebraciones del 1.° de mayo. El hecho de que las celebraciones del 27 de abril se dieran en la misma semana ayudó a consolidar la conexión entre Guardia y Mora. Obviamente, otro factor importante fue que ambos eran enemigos jurados de la Nueva Era.

Entre 1873 y 1882, el periódico oficial, La Gaceta de Costa Rica , publicó varios artículos que conectaban a Guardia con la Guerra Filibustera. Algunos artículos editoriales celebraban el 1.° de mayo y recordaban que Tomás Guardia era veterano de la Guerra Filibustera. Tampoco era extraño encontrar en la misma página artículos que encomiaban el 27 de abril y el 1° de mayo.

Décimo aniversario. El 27 de abril cobró tal importancia que el décimo aniversario del golpe militar de 1870 fue declarado feriado obligatorio en 1880: todas las oficinas públicas cerraron, y los edificios públicos izaron la bandera nacional. Además del banquete tradicional, ese día empezó con una diana que recorrió la capital, con fuegos artificiales y veintiún cañonazos.

Tomás Guardia asistió a una misa en su honor a media mañana, seguido por un tedeum al mediodía. Las municipalidades de Heredia, Alajuela, San José, Puntarenas y Cartago levantaron actas para registrar sus saludos al presidente Guardia. También informaron de las misas, actos musicales y fiestas populares que llevarían a cabo.

En 1881, las municipalidades de Alajuela, Puntarenas, Escazú, Liberia, Grecia, Puriscal, Desamparados y la Biblioteca de Alajuela enviaron telegramas de saludo por el 11.° aniversario de la revolución. Reportes de las fiestas incluían juegos de pólvora, dianas, misas, y funciones musicales.

La estrategia propagandística surtió efecto pues la apoteosis de Guardia llegó a niveles de homenaje nunca vistos en Costa Rica, hasta tal punto que la letra del Himno nacional se enfocaba en celebrar al general presidente.

Sin embargo, la imagen de Guardia perdió terreno tan pronto desapareció de la escena política. Guardia murió en 1882 , y el resentimiento localista se despertó de inmediato. Como prueba basta ver el periódico cartaginés La Palanca en referencia al 27 de abril de 1883: “¿Qué se puede decir de esta celebración?..., nada que no sea vulgar”.

Sin embargo, el legado liberal de Guardia continuó durante el resto de los gobiernos del Alajuelato gracias a su cuñado, Próspero Fernández , y al yerno de este, Bernardo Soto. Por otro lado, con la muerte de Tomás Guardia, murió también la celebración del 27 de abril.

El autor es doctor en Historia por la Arizona State University.