“Mañana o pasado mañana, cuando me ponga a revisar la nómina de los premios Alfaguara que me han precedido, me va a dar un poco de vergüenza sentir que a mí también me lo han dado”, comentó ayer Eduardo Sacheri. No obstante, para el jurado de uno de los galardones literarios más importantes en español, lo merecía de sobra.
Este martes, la novela del argentino, titulada La noche de la usina , conquistó e l premio, dotado con $175.000. “Pampa y política, tiempos muertos de la vida cotidiana y diálogos muy vivos, con un trasfondo crítico lleno de suspense en el que la rabia fecunda es compatible con el humor fresco”, justificó el jurado, reunido en España.
Suspenso, western y humor: una fórmula que resulta fácil para Sacheri, conocido por su labor como coguionista en el filme oscarizado El secreto de sus ojos (también escribió la novela original que la inspiró, La pregunta de sus ojos ).
En una conferencia telefónica grupal, posterior al anuncio, el autor dijo a Viva que recibir el Alfaguara resultó “una gran felicidad y un gran asombro”. En esta edición del Premio Alfaguara se han presentado 707 originales de Iberoamérica.
Tenso. La noche de la usina , explica su autor, arranca en el 2001, cuando Argentina decretó el “corralito” para los ahorros de sus habitantes, durante una profunda crisis económica. De aquella traumática fase de la historia de su país, tomó ambientes y personajes para tejer una novela coral llena de tensión.
Así, en el libro, un grupo de “perdedores”, liderados por una exestrella de futbol, emprende un viaje para recuperar lo que creen que le han robado, reuniendo el dinero para comprar unos silos abandonados.
Como escritor, ¿cómo lo retó este proyecto? “Esta novela es, tal vez un policial, poniendo entre comillas la palabra policial, ya que no es relacionado con un crimen o con un homicidio, sino con un robo. El ‘policial’, se trate de la esfera que se trate, tiene una serie de engranajes lógicos que van llevando al lector de una estación a otra, de manera muy restringida y exigente. Hay como un mecanismo de relojería que si no funciona, hace que la historia pierda verosimilitud y el lector pierda interés”, comentó Sacheri.
“Creo que el mayor desafío fue intentar sostener ese mecanismo para hacerlo verosímil y para que el lector se sienta contenido y entusiasmado por la trama hasta el final, ojalá lo haya logrado”, dijo.
El crimen cuyos personajes buscan confrontar no es fácil de resolver; era difícil, entonces y ahora, creer en la justicia. “Yo creo que no está mal que creamos en la justicia. La noción de justicia es una utopía, pero es una utopía necesaria. Me refiero a que los valores colectivos no por frágiles, fugaces y casi inexistentes sean menos necesarios. Creo que seríamos mucho peores como personas si somos incapaces de establecer los valores”, argumenta.
“Para casi todos nosotros, vivir es perder y la angustia profunda nos habita”, dijo Sacheri a la agencia EFE. “(Los triunfos) son fugaces y las derrotas, fecundas”, lamentó. No obstante, en los personajes de sus obras previas, una sensación de que se puede sobrevivir ha sido el motor principal.