Dos poetas cierran ciclos con palabras del pasado

Años de trabajo Gabriela Arguedas y Emilia Villegas retoman poemas muy personales que escribieron en épocas pasadas

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Si la poesía les ha servido de algo a estas poetas es para conocerse mejor. Aunque empezaron a escribir estos textos hace diez años o más, Gabriela Arguedas y Emilia Villegas aún se reflejan en sus libros. Editorial Germinal recupera sus poemarios y los presentará este jueves en el Espacio Cultural Carmen Naranjo, a las 7 p. m.

Gabriela Arguedas escribió los poemas de Malos hábitos hace unos 10 años, y existió una primera edición con escasa difusión. “El tono del libro explica esa época. Algunas personas se pueden identificar con esos momentos, estados emocionales y psicológicos que uno atraviesa al rondar los 30 años”, explica Arguedas.

“Cierra ese ciclo de una manera que yo considero más satisfactoria y con dignidad”, considera. Se trata de poemas en los que se ve a sí misma, pero como la que fue entonces: es un reflejo de su época.

Como dice la poeta, es algo que nos sucede a todos cuando vemos las colecciones de objetos que hemos acumulado con el tiempo. “Nos encontramos con lo que pensamos de nosotras mismas en esos objetos. Yo sé que yo estoy en ese libro que escribí, pero no creo que siga siendo esa persona”, indica.

Otros intereses. Emilia Villegas depositó en Síndrome de Estocolmo ansiedades y preocupaciones que también fueron las propias de su época. Revisarse es entenderse: “A lo largo de mucho tiempo, encontré que el tema de la libertad, de la dicotomía de ser cautivo de aquello que se quiere, pero con la incertidumbre que implica, siempre ha estado presente”, dice.

Para Villegas, el uso de palabras o de su ya conocido trabajo plástico son dos maneras de expresar las mismas preguntas. “Mi trabajo tiene que ver con lo mismo: esa relación y tensión de afecto y distancia entre individuo particular y el ámbito en el cual tiene que funcionar, ya sea en el ámbito de lo familiar, lo cotidiano y lo social”, añade.

Villegas considera que, en el pasado, labró textos más cáusticos y austeros. Actualmente, se aproxima más a una poesía narrativa.