Si usted nunca ha asistido a un ensayo de danza, debería: es terapéutico. La mañana del lunes, en el Teatro Montes de Oca, los bailarines de El ojo de la aguja se abrazaban firmemente, barbillas reposando en hombros, ojos cerrados en descanso, durante una de las secuencias más conmovedoras de la pieza de Rogelio López . Eso cura.
Junto con Efecto dominó , esa obra del maestro se presentará en tres funciones este fin de semana. “Hay un compromiso emocional muy grande, y uno va creciendo emocionalmente también; las emociones van madurando en escena y con el cuerpo”, dice Adelaida Henao, una de las estudiantes de Artes Escénicas de la Universidad Javeriana de Bogotá, quien interpretará la coreografía.
En total, 10 artistas del país vecino, acompañados por la maestra Neva Kenny, representan una de las generaciones formadas en la Escuela López de danza, inspirada en las propuestas del artista (bailarines ticos se encargarán de la otra coreografía).
La semilla de la obra es la idea de una “paz imperfecta”, una noción que López encuentra como más conciliable con la realidad que la utopía de una armonía absoluta. “Cuando somos personas que nos estamos conociendo, lo que más motiva es lo que el hábitat de ellos les define y les construye. Creo que somos geografía, sin lugar a dudas”, explica.
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Impresiona la paleta de emociones explorada en el extracto de El ojo de la aguja que se presentará: cada movimiento es una sacudida emocional, tristeza, melancolía, humor, desesperanza... Un personaje es raptado de su felicidad; otros contemplan la muerte. Alrededor, cuerpos se tocan y buscan puntos de contacto.
El mundo está en conflicto y ese hábitat íntimo de los personajes se derrumba poco a poco. Se sobrepone la risa absurda. “¿En cuál sistema político creo ya, Fernando?”, me dice Rogelio con los ojos empapados. La intérprete suelta carcajadas penetrantes. “Entonces, prefiero reírme, darle oportunidad a mi condición humana”, susurra López.
La presentación forma parte del proyecto Lengua Madre, una reflexión con la cual López busca subrayar el potencial de conocer el idioma, revertir su descuido. “Construimos el imaginario de que para poder accesar a la gran cultura, al gran conocimiento, al gran talento, no teníamos que hablar nuestro idioma”, dice.
“Vimos a nuestros compañeros caerse, desanimarse, romperse, volver a animarse…”, dice María Isabel Salgado. Saber que se levantaron así es lo que cura.
‘El ojo de la aguja’ y ‘Efecto dominó’ se presentarán hoy, el sábado y el domingo, con función a las 8 p. m. El teatro se ubica en el Edificio Saprissa de la Universidad de Costa Rica. Las entradas valen ¢5.000 en general y, para estudiantes y ciudadanos de oro con carné, ¢3.000. Tel. 2511-5556.