Don Mendo pone el mundo al revés

Verso y anverso. El Teatro Universitario de la UCR ofrece la más ingeniosa comedia española

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Sobre las tablas del teatro, el mundo puede andar de cabeza. Así, invertido, donde lo noble es innoble, lo puso Pedro Muñoz Seca, autor de La venganza de don Mendo , la comedia más disparatada del teatro español, que tiene el hermoso añadido de estar escrita en versos.

En un momento, para salvar el honor de Magdalena, don Mendo se atribuye el robo de un collar, y don Nuño lo reprende: “Un marqués cual vos, ¡qué afrenta!”. “Nunca ha de faltar un noble / que robe más de la cuenta”, responde don Mendo. Aquí, los personajes son muñecos que no dejan títere con cabeza.

Arte del verso. El Teatro Universitario (TU) de la Universidad de Costa Rica ha tenido la afortunada idea de brindar esta comedia del español Muñoz Seca (1879-1936), estrenada en Madrid en 1918 y una de las cuatro obras españolas más representadas desde entonces, con Fuenteovejuna , La vida es sueño y Don Juan Tenorio.

El director de la puesta, José Pablo Umaña Alvarado, nos dice: “Me interesó poner en escena una obra larga y en verso como el inicio de las celebraciones por el sexagésimo quinto aniversario del Teatro Universitario”.

El hombre indicado para este montaje era Umaña, uno de los costarricenses de más sólida formación escénica. A su amplia experiencia como actor y director, suma su especialización en el arte de declamar versos dramáticos, destreza casi olvidada en el teatro costarricense. Umaña es profesor de expresión vocal en la Escuela de Artes Dramáticas de la UCR.

José Pablo ha dirigido 42 obras desde 1993, y ha actuado en 35 montajes. Además, ha seguido cursos de especialización sobre el uso de la voz en la escena. ¿Encontró que los actores de La venganza de don Mendo sintieran dificultades en la recitación del verso?

–No; una vez que entendieron la técnica, les gustó muchísimo: se han encariñado con la idea y quieren saber cuáles otras obras similares podrían representar.

Algunos personajes. La puesta incluye 14 actores experimentados y noveles, y algunos que aún estudian teatro en la UCR. El personaje de don Pero está a cargo de Vinicio Rojas, actor y director graduado en la Unión Soviética, quien ha integrado el grupo teatral Tierra Negra y ha actuado en las cintas Marasmo y El rey del chachachá. Rojas opina:

–Muñoz Seca plantea versos muy divertidos y se burla de mitos del teatro del siglo de oro, como el de que “el honor se lava con sangre”, propio de Fuenteovejuna . Además, esta comedia es un manual de métrica pues incluye versos de cinco, ocho y once sílabas. Uno se ríe aprendiéndolos y contagia su alegría al público.

Melvin Jiménez encarna a don Mendo, un noble que es engañado por Magdalena y debe huir convertido en un trovador para salvar la vida. Melvin es bachiller en artes dramáticas por la UCR. “Estoy feliz de poder aplicar lo aprendido con José Pablo Umaña en el curso 'Oral 5', de declamación de versos”, confiesa el joven actor.

Zoraya Mañalich es Magdalena, una noble enrevesada y ambiciosa, presagio de la femme fatale del cine negro. El desafío de encarnarla recayó en Zoraya, graduada en el Taller Nacional de Teatro y aún estudiante la Escuela de Artes Dramáticas de la UCR.

El veterano actor Leonardo Torres es don Nuño, el sufrido padre de Magdalena. Leonardo recuerda que la Escuela de Teatro de la UCR montó esta obra en 1985 bajo la dirección del uruguayo Héctor Vidal. “Íride Martínez representó al carcelero Teodulfo, y yo fui un vasallo”, expresa Torres.

Comediógrafo monumental. Según Olga Marta Mesén Sequeira, historiadora del teatro, el éxito de La venganza de don Mendo se debe a que el autor se vale del absurdo, el enredo, la sátira y las rimas forzadas. “El verso es parte del juego”, añade. ¿Por qué debería el público asistir a la puesta del Teatro Universitario?

–Porque todo el equipo ha hecho un esfuerzo importante; ha entendido el juego del lenguaje que propone Muñoz Seca y sabe transmitirlo.

”En el programa de un montaje que vi en el Teatro Español de Madrid, con dirección de Gustavo Pérez Puig, se indica que el dramaturgo Ramón del Valle-Inclán dijo estas palabras: 'Quítenle al teatro de Muñoz Seca el humor; desnúdenlo de caricatura; arrebátenle su ingenio satírico y su facilidad para la parodia, y seguirán ante un monumental autor de teatro'”.

La venganza de don Mendo está por cumplir cien años (en el 2018), pero sigue jugando con todos, tan fresca como siempre.

La comedia se ofrece de jueves a domingo hasta el domingo 16 de noviembre en el Teatro Universitario de la UCR: 100 m al este de la Librería Universitaria (calle de la Amargura), San Pedro de Montes de Oca, San José. Teléfono 2511-6722.

www.teatro.ucr.ac.cr

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Argumento y malabares

La venganza de don Mendo se sitúa en la Castilla del siglo XII. El marqués don Mendo tiene amores con Magdalena, hija del noble don Nuño. Este pretende casarla con el duque de Toro, a lo cual Magdalena accede por interés.

A fin de salvar el honor de Magdalena de una situación comprometedora, don Mendo pasa por ser ladrón; se lo encarcela y se lo sentencia a muerte, pero huye de la cárcel.

Don Mendo adopta la personalidad de un juglar que viaja con bailarinas moras y judías. Se reencuentra con Magdalena, quien no lo reconoce. Aparecen el rey y la reina, la que se prenda del falso trovador.

La situación se complica grotescamente y desemboca en un delirante final que satiriza tragedias ambientadas en el Medievo.

A su modo, esta es una obra contracultural pues es la antítesis absoluta de los mitos caballerescos que se iniciaron con los romances del siglo XVI y continuaron en el teatro áureo y en el romántico (siglo XIX).

Los mitos prosiguieron en los dramas de los inicios del siglo XX, “que presentan una historia de España patriotera”, en opinión del crítico Salvador García Castañeda, filólogo y editor de La venganza de don Mendo (Editorial Cátedra).

Algunas escenas ridiculizan otras, de dramas muy conocidos, como la estancia de don Mendo en una cárcel, trasunto ridículo de los lamentos de Segismundo en La vida es sueño.

A la par, la versificación es también paródica: “Siempre fuisteis enigmático / y epigramático y ático / y gramático y simbólico, / y, aunque os escucho flemático, / sabed que, a mí, lo hiperbólico / no me resulta simpático”.

No faltan aliteraciones: “¿Qué incoa / mi espíritu? / Lo que incoe / ya mi cerebro corroe. / ¿Mas que importa que corroa? / Áspid que mi pecho roe, / prosigue tu insana roa”.

La burla en verso no es broma.