Daniel Rabinovich, maestro al razonar fuera del recipiente, falleció a los 71 años

De Les Luthiers: Comediante y músico argentino falleció a los 71 años por enfermedad cardíaca; por décadas, fue referente del humor

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Daniel Rabinovich , quien hizo de la incoherencia y la ingenuidad los pilares de un humor apreciado en todo el continente, falleció a los 71 años por una enfermedad cardíaca. El miembro del grupo argentino Les Luthiers mezcló música e ingenio en una carrera que enamoró por más de cuatro décadas.

Rabinovich, quien nació en Buenos Aires el 18 de noviembre de 1943, era uno de los miembros más queridos de Les Luthiers, que completan Jorge Maronna, Marcos Mundstock, Carlos López Puccio y Carlos Núñez Cortés.

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La agrupación es conocida por su mezcla única de comedia y música, creada usualmente con instrumentos inusuales fabricados por ellos –por ello, se llamaban luthiers , creadores de instrumentos de cuerdas–.

“Venía sufriendo desde hace mucho tiempo por esas dolencias cardíacas, pero a fin de año su estado se agravó”, explicó el agente del grupo, Lino Palatano, al diario argentino Clarín . En el 2012, había sido internado por un preinfarto.

Desde abril, el artista se había ausentado de las presentaciones de Viejos hazmerreíres , uno de tantos espectáculos que los argentinos popularizaron.

“Les Luthiers ya no es un quinteto, ahora somos cuarteto y deberemos aprender a seguir jugando, pero sin él”, declaró Carlos Núñez. “Nos enseñó a reír, fue un descendiente directo de Cantinflas”, afirmó.

Energía. En uno de los números más recordados de Les Luthiers, como era usual en sus números, Carlos Núñez intenta ofrecer una presentación solemne sobre el merengue. De referencias eruditas salpicadas de dobles sentidos pasa a mencionar a la musa de la danza, Terpsícore, pero con Daniel Rabinovich cerca, es grave error.

“¿Esther Píscore?”, pregunta, inmerso en ese personaje ingenuo, casi infantil, que rompía con los diálogos (o “biólogos”) de sus compañeros. “De nombre no, a lo mejor si la veo. ¿Qué tal es? Es simpática, bueno no me importa, si está buena...”, dice totalmente serio, justo antes de rodar cuesta abajo en una tirada de incoherencias incomparable. El timing , la gracia, el ritmo: Rabinovich aportaba a Les Luthiers una radiante picardía.

Así, “razonando fuera del recipiente”, conquistó en espectáculos de la agrupación fundada en 1967. Viejos fracasos , Bromato de armonio y Hacen muchas gracias de nada fueron algunos de los espectáculos que mostraron ese talento único del grupo para hilvanar divertidísimas rimas y canciones sin sentido con melodías pegajosas.

Justo esa sensibilidad para conectar sonidos y palabras incoherentes que desembocaban en golpes inesperados era la que permitía lucirse a Rabinovich. “Daniel transmitía en el escenario no un personaje, sino que imprimía su personalidad. Daniel caía bien. Se veía que efectuaba un papel que salía de su personalidad. Creo que eso lo hacía mi luthier favorito”, dice Édgar Murillo, miembro de La 1/2 Docena, agrupación tica que, junto con Éditus, presenta un show en homenaje a los argentinos.

“Algo muy interesante es que su familia siempre estuvo en contra de que fuera artista. Es escribano y nunca ejerció”, recuerda Ricardo Ramírez, de Éditus. “Nunca lo logró, porque no podía no ser artista, no ser comediante o músico”, agrega.

Colorido. Rabinovich era un gran intérprete de instrumentos creados por Les Luthiers, como la gaita de cámara, creada con la cámara de una rueda de tractor. Incursionó en la televisión, en el cine y la literatura (publicó dos libros de relatos: Cuentos en serio y El silencio del final ).

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“Si bien es cierto ya sabíamos lo genios que eran, montando este espectáculo nos queda más claro porque ahora entendemos el nivel de complejidad que requieren. Hemos elegido hacer justicia a la esencia de quienes son ellos”, asegura Murillo. Los ticos presentarán este homenaje nuevamente a principios de octubre.

Con este humor musical o música humorística, Les Luthiers permitieron a Rabinovich brillar con un talento notable para orientarnos a través de sus enredos, inocentes confusiones que lo llevaban a chistes inolvidables.

“Es del tipo de artista, de comediante que no necesita abrir la boca para hacer gracia; con solo una mirada, solo el gesto, su energía”, asegura Ricardo Ramírez. “En él, estaba siempre presente ver la vida con humor”, añade.

Les Luthiers llevan medio siglo en escena. Su fundador, Carlos Masana, no vivió para ver los grandes logros de sus amigos, pues falleció en 1973. Es de esperar que la agrupación continúe presentándose, recordando la chispa de Rabinovich.

Realmente, la vida es hermosa y merece ser vivida; Rabinovich nos la hizo más alegre. “En cambio la muerte merece ser morida”. Aplausos al humorista.