Crítica de teatro: Sin excusas ante nadie

Actual. La obra expone un tema vigente que ha creado polémica

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Con humor fino, delicadeza, perspicacia psicológica y pericia dramática, Las heridas del viento, obra breve del español Juan Carlos Rubio, examina la perturbación anímica y los prejuicios sociales que subyacen tras el desasosiego que confronta un joven cuando se entera de que su padre tuvo amoríos con otro hombre.

El autor. Autor, director y actor de teatro; guionista de cine y televisión, Juan Carlos Rubio (n. 1967) tiene a su haber más de 20 películas dentro y fuera de España, y 15 piezas teatrales, varias de ellas traducidas y montadas en países de América y Europa.

Las heridas del viento se estrenó en Madrid en el 2001 y también se ha escenificado en Miami y Nueva York. El estreno local se realizó el jueves último en el teatro Vargas Calvo y contó con las actuaciones de Leonardo Perucci y Arturo Campos y la dirección de Mariano González,

Argumento. La muerte de su padre obliga a David (Arturo Campos) a hacerse cargo de su legado. Entre las pertenencias encuentra cartas de amor de otro hombre dirigidas a él. Perturbado por el hallazgo, David resuelve entrevistarse con Juan (Leonardo Perucci), el presunto amante de su progenitor, para confirmar la evidencia de su relación.

Frente a David, Juan se comporta abiertamente gay, es decir, sus modales exhiben el desafiante amaneramiento típico de homosexuales que han asumido su condición y no requieren excusarla ante nada ni nadie.

A la vez, Juan posee un temperamento irónico y muestra cierta burlona despreocupación hacia los escrúpulos de David, a quien desconcierta el cuestionamiento implícito que el proceder de Juan hace de las motivaciones que lo llevaron a encontrarse con él.

Confundido y molesto, David interrumpe su visita y se niega a tratar de nuevo con Juan, quien, no obstante, busca a David y, en un giro inesperado, le revela la verdad sorpresiva de la correspondencia que sostuvo con su padre.

Puesta y actuaciones. Situada en un marco escenográfico semiabstracto y funcional, en tonalidad de gris claro, la puesta en escena de Mariano González mantuvo el interés de los asistentes durante los 70 minutos del espectáculo y lució muy prolija y armoniosa en detalles de decorado, vestuario e ilustración musical (escenografía y vestuario en tándem con Milo Junco); por igual, la iluminación oportuna de Pablo Piedra dio realce particular a cada situación dramática.

Arturo Ramos comunicó el desasosiego de David de manera sincera y persuasiva, y, en el papel de Juan, Leonardo Perucci construyó un personaje provocativo y convincente en su desparpajo, si bien, al final, también conmovedor en su testimonio de la soledad y discriminación que ha sobrellevado en su vida.

Con mesura, sensibilidad y buen gusto, la escenificación de Las heridas del viento expone un tema de actualidad que ha creado polémica en el país. La taquilla agotada en las funciones del fin de semana pasado y las reacciones positivas del público en la función dominical a la que asistí auguran una temporada exitosa para la obra del español Juan Carlos Rubio, en el acertado montaje de Mariano González que se presenta en la sala Vargas Calvo.

Asimismo, las butacas llenas evidencian que, en la vida real, muchos costarricenses estamos dispuestos a aceptar la diversidad de la orientación sexual de nuestros congéneres de modo comprensivo y respetuoso.