Crítica de teatro: ‘Las leandras’, pedirle peras al olmo

Puesta evidenció debilidades interpretativas e ideológicas

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La revista musical española es un género caracterizado por la alternancia de canciones y escenas dramatizadas que desarrollan asuntos cómicos. Aunque los especialistas la sitúan en un peldaño inferior al de la zarzuela, la revista nos ha legado temas emblemáticos como Tentación , Las atracadoras y Los nardos , entre muchos otros.

A modo de preámbulo, un integrante del elenco explica el contexto histórico de Las Leandras (1931). En la España conservadora de entonces, la obra causó polémica por reivindicar modelos femeninos distantes al ideal de las mujeres entregadas a la vida doméstica. Al respecto, el actor anuncia que esta versión cuestiona los estereotipos patriarcales impuestos a hombres y mujeres.

La trama del montaje es sencilla: Concha –una vedete– se hace pasar por estudiante de un instituto para señoritas, a fin de no desagradar a un tío lejano quien ha decidido visitarla. La llegada simultánea de un fulano lujurioso –al que confunde con el tío– provoca numerosos enredos que, finalmente, se resuelven a favor de la protagonista.

La puesta buscó generar referencias cercanas a la audiencia. Por ejemplo, el instituto es comparado con una universidad de garaje. El falso tío y un sobrino que lo acompaña visten a la usanza de los “vaqueros” de nuestras fiestas populares. Por otra parte, el doble sentido de corte sexual y los chistes de Cosme –el conserje– fueron detonadores infalibles para las risas del público.

De este espectáculo, lo más relevante fue el repertorio musical. Al contrario, los segmentos actuados dieron la impresión de tener escaso trabajo previo.

Desplazamientos erráticos, pausas innecesarias y diálogos recitados no son justificables aún cuando la revista sea ligera en sus protocolos formales y temáticos.

El intérprete de cualquier variante del teatro musical necesita cantar, bailar y actuar con similar destreza. Si esto no fuera posible, debería enfatizar sus áreas mas fuertes.

En este caso sucedió lo opuesto. Los cantantes actuaron para el olvido y algunos actores cantaron apenas para cumplir. Margino del anterior criterio a Winston Washington a quien considero el intérprete más solvente de este proyecto.

Finalmente, cuestiono la insistencia de forzar un discurso de equidad de género en el marco de un entretenimiento ajeno a esta temática. Rótulos con mensajes sobre la igualdad salarial resultaron panfletarios, fuera de lugar y hasta poco útiles para una lucha reivindicativa que podría escoger mejor sus frentes.

A pesar del preámbulo citado al inicio, Las Leandras no escapa de la visión machista al presentar a las mujeres como objetos de deseo. Hablar de igualdad y equidad en esta obra es demagógico e ideológicamente contradictorio. No se le pueden pedir peras al olmo y menos injertárselas.

FICHA ARTÍSTICA

DIRECCIÓN GENERAL:Laura Astorga

DIRECCIÓN MUSICAL:Ricardo VargasMÚSICA:Francisco AlonsoLIBRETO:Emilio González y José MuñozELENCO:María Martha López, Silvia Baltodano, Winston Washington, Miguel Mejía, Édgar Murillo, José Castro, Eduardo Rodríguez, Sylvia Sossa, María José Marín, Andrés Waisleder, Jorge Vindas, Karol FonsecaILUMINACIÓN: Valeria CoghiVESTUARIO: Marysela Zamora, Laura AstorgaINTERPRETACIÓN MUSICAL: Banda de conciertos de CartagoESPACIO: Teatro Popular Melico SalazarFUNCIÓN: 5 de diciembre de 2015