Crítica de Teatro: Inamovilidad perniciosa

Atornillados. El empleo vitalicio propicia la irresponsabilidad

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asaenz@nacion.com

Burócratas todos, pieza primeriza del costarricense Luis Arguedas, ganó el certamen de dramaturgia inédita convocado por el Teatro Nacional (TN), y se estrenó la semana pasada en el teatro Vargas Calvo, en una puesta en escena dirigida por Fabián Sales.

Sobre el autor, ni el programa de mano ni los comunicados de prensa del TN han proporcionado información. Quizá se trata del escritor guanacasteco Luis Arguedas Rodríguez (n. 1968), autor de la novela El invierno de los desposeídos, publicada en el 2008.

Argumento. Ana Raquel (Madeleine Martínez) es una mujer juiciosa, auditora en una importante institución estatal. Aparte de cierta indulgencia con los pecadillos oficinescos de su joven Asistente (Wilburg Carvajal), ella se perfila como una funcionaria proba y responsable.

De su parte, el Asistente se aprovecha de la debilidad de su jefe y busca zafarle el lomo al trabajo un día sí y otro también.

Por orden de la junta directiva, Ana Raquel debe iniciar una investigación sobre tres funcionarios, cuyo desempeño es insatisfactorio o suscita sospechas: Augusto (Erick Córdoba) no responde a las quejas del público; han surgido dudas acerca de la conducta de Antonio (Carlos Alvarado) en el otorgamiento de un contrato, y el uso excesivo del correo electrónico de parte de Marcela (Laura Cordero) satura la red informática de la entidad.

Tema. En la obra de Arguedas, los resultados de la investigación satirizan la ineficiencia burocrática del aparato estatal y censuran una de sus causas principales: la inamovilidad laboral de los funcionarios o, dicho de otro modo, la irrelevancia de la calidad del rendimiento del empleado público “atornillado” a su puesto por leyes laborales permisivas y convenciones colectivas munificentes.

Connotaciones. Esta lacra y el cúmulo de males parecidos en la función pública que aquejan al pueblo costarricense, precipitan el deterioro del aparato estatal y socavan en gran medida el progreso social y económico del país.

Aunque los descalabros burocráticos llenan a diario las páginas de la prensa y las noticias de los telediarios, han sido aprovechados poco por los dramaturgos nacionales.

De suerte que la pieza de Luis Arguedas es oportuna en la medida que contribuya a extender la conciencia ciudadana de la grave crisis institucional por la que atraviesa la sociedad costarricense.

Sin embargo, en ese sentido Burócratas todos me pareció algo tímida en su crítica, al no poner énfasis en la responsabilidad de cada uno de nosotros en perpetuar el statu quo, y al no condenar con mayor mordacidad y vehemencia la claudicación histórica del deber patrio por la clase gobernante y el abuso de la política y la función pública como vía expedita de enriquecimiento ilícito.

Al fin de cuentas, si, como en la frase de don Alberto Cañas, la gradería de sol invadió la cancha, fue porque, antes, la gradería de sombra había abandonado el estadio.

Asimismo, si bien sirvió propósitos cómicos, la eficacia de la crítica me pareció disminuida, en parte, al convertir a los funcionarios investigados en casos clínicos, debido a su adicción a las redes sociales. Igual impresión me causó la tendencia panfletaria de algunos parlamentos, aunque no hay excesos en esa dirección.

En el desenlace, Ana Raquel, decepcionada por la atención nula que su informe condenatorio recibe de la junta directiva, opta por sumarse a la hueste burocrática que se rige por el “¡qué más da!”. Pesimismo, dirán unos; realismo, responderán otros.

Puesta y elenco. La escenificación de Fabián Sales mantuvo el interés mediante una eficaz pauta rítmica, asistida por el entorno grisáceo de la ambientación de Fernando Castro, sugerente de la monotonía burocrática, y la música semiburlona de Carlos Escalante. La iluminación del mismo Sales y el vestuario de Rolando Trejos acentuaron esta tónica monocorde.

El elenco brindó un gracioso sesgo ridículo a los personajes que causó diversión a la asistencia escasa de la función dominical.

La pieza satírica Burócratas todos, debut como dramaturgo de Luis Arguedas, proporcionará poco menos de hora y media de entretenimiento ligero al espectador eventual y tal vez algo más.