Crítica de teatro de ‘La perla’: Un mundo donde sobran las palabras

El Teatro Espressivo lleva a las tablas un atractivo ejemplo del antiguo arte de la pantomima

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Durante el último lustro, el nombre de Fred Herrera estuvo asociado a la dirección del Teatro Nacional. Sin embargo, su principal vínculo con los escenarios no es de carácter administrativo, sino artístico. Su paso por la Escuela Internacional de Mimodrama de Marcel Marceau lo impulsó a desarrollar una carrera que se ha extendido hacia la pintura corporal y la danza butoh.

En La perla, Herrera profundiza Los ladrones de la perla (1989), la más emblemática pantomima de su repertorio. Diversos personajes de la Commedia dell’Arte (Pantaleón, Colombina, El capitán) y la Comédie Italienne (Pierrot) sucumben al embrujo de una misteriosa gema que desata todo tipo de pasiones entre quienes la poseen. La presente versión incluye música en vivo del saxofonista Javier Valerio, en el papel de Scaramouche.

Es innegable el dominio técnico de Herrera para diseñar y ejecutar cada personaje de la obra. Su cuerpo se desdobla en acciones y gestos precisos que le permiten materializar animales, objetos y seres humanos. Las transiciones entre personajes constituyen, en sí mismas, una buena oportunidad de acercarnos al oficio de un mimo capaz de fundar mundos complejos en la imaginación del público.

Por lo anterior, el escenario casi vacío se llena de presencias, pero también de las texturas, densidades y atmósferas que caracterizan los distintos ámbitos de la historia. De esa manera, el intérprete guía a sus espectadores al fondo del mar o a los callejones de alguna ciudad renacentista. El cuerpo de Herrera comunica, con eficacia, los espacios, tiempos y circunstancias de una trama a la que no le hacen falta palabras.

Javier Valerio lleva un enorme peso de este proyecto. Su labor trasciende la musicalización al involucrarse de lleno en numerosos juegos escénicos con su compañero. En algunos pasajes, las sonoridades de los saxos controlan la velocidad o desplazamientos del mimo. En otros, aportan una banda sonora rica en melodías incidentales, efectos e interacciones con una audiencia estimulada a participar.

Resulta cuestionable que Colombina –el principal personaje femenino de la obra– cargue con los clichés de una femme fatale manipuladora, ambiciosa y nociva para cualquier hombre que se le aproxime. Más allá del homenaje a los arquetipos provenientes de la Commedia dell’Arte, ese retrato de la feminidad luce caduco en estas épocas.

Tampoco fue afortunada la plática entre intérpretes y público, al finalizar la función, cuando Herrera y Valerio salieron a reconstruir verbalmente la historia que acababan de representar. El gesto –contrario a la esencia de la pantomima– le arrebató al espectador el derecho de llevarse sus propias impresiones y sentidos de lo visto, pues se impuso la lectura “sugerida” por los artistas.

La perla es una atractiva propuesta que se fundamenta en la pericia y entrega de sus creadores. Además, estuvo bien complementada por un interesante documental sobre los orígenes de la pantomima blanca en Francia y una breve lección de mimo en la que participaron adultos y menores. Estos matices pedagógicos hacen que la vivencia lúdica del teatro adquiera contexto y se instale, también, en los cuerpos de quienes observan.

FICHA ARTÍSTICA

Dirección y dramaturgia: Fred Herrera

Actuación: Fred Herrera (Pantomima / Pierrot), Javier Valerio (Música, Scaramouche)

Composición musical: Javier Valerio

Diseño de iluminación: Jody Steiger

Diseño de vestuario: Dedé Coseani

Confección: Lourdes Mora

Diseño y producción audiovisual: Diego Fournier

Voz en off: Gustavo Rojas

Elementos escenográficos: David Pérez

Fotografía: Andrey Gamboa

Espacio: Teatro Espressivo

Fecha: 29 de setiembre del 2019