Crítica de teatro: ‘Bendita tú eres’

El arte de la incomodidad

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Tres personajes irrumpen con actitud combativa. Blanden armas. Se mueven en formación. Permanecen al acecho. Sus vestimentas incluyen prendas de fatiga. Cuando hablan, no lo hacen entre sí. Por el contrario, enuncian frases amorosas dirigidas a amantes ausentes o, quizás, abandonados en el último resquicio de una memoria dolorida.

Así arranca este espectáculo agresivo en sus temas y oscuro en sus mecanismos escénicos. No hay relato, pero sí un cúmulo de acontecimientos en las que el trío suplanta las identidades de otras personas. De ese modo, construyen situaciones por las que desfilan un matrimonio con su hijo, unas amigas festivas, un profesor de literatura o una maestra de escuela.

No se aclara si son seres cercanos a los personajes o el fruto de su invención. En todo caso, lo primordial es que la violencia rige los vínculos presentados. La palabra es el primer ámbito de la agresión. Luego viene el cuerpo. Así, a partir de insultos, golpes y apremios van derrumbándose nociones –más bien, lugares comunes– sobre el amor o la familia.

El elenco pone en riesgo su integridad al accionar en medio de tarimas inestables. El desafío implica desequilibrio, tropiezos e, inclusive, caídas. Premeditados o no –es difícil saberlo– estos “accidentes” se sintonizan con el tono de la propuesta. El resultado es una dinámica visual caótica que refuerza, en cada pasaje del espectáculo, la idea de sufrimiento mental y físico.

La obra puede equipararse al juego perverso de tres jóvenes que recrean las relaciones disfuncionales de sus vidas. Pero, en un plano metafórico, también podría entenderse como la radiografía de una personalidad delirante que hace dialogar a su propia voz con las voces más significativas de su pasado. Desde esta lectura, la trama sería la suma de los fragmentos de una conciencia colapsada o a punto de estarlo.

Sin embargo, la hipótesis se agrieta cuando los personajes interrumpen su ritual para evidenciar que están actuando. Los mutuos reclamos por los diálogos mal enunciados o las críticas a su propio libreto introducen el recurso del teatro dentro del teatro. Esto elimina cualquier posibilidad de inferir la “verdadera” identidad de los personajes. Al mismo tiempo, permite exponer tópicos como la envidia al talento artístico ajeno.

Cerca del desenlace, la violencia se incrementa hasta volverse insoportable. Una paliza contra el profesor de literatura nos obliga a apartar la mirada o a asumir el rol de espectadores cómplices. Nada ha sido aclarado. Seguimos sin saber quiénes son o qué pretenden estos enigmáticos personajes. ¿Acaso interesa? Ya demostraron el potencial aterrador de las pulsiones humanas.

Bendita tú eres nos enfrenta a los rostros menos amables de nuestra estructura psíquica. El montaje no es de fácil digestión. La dramaturgia y la puesta en escena se confabulan para causar incomodidad y extrañeza en el público. En general, la obra es valiosa por lo anterior y por los retos interpretativos que se impone su elenco. El conjunto es una experiencia disonante, contradictoria y dolorosa. Tal y como somos todos.

FICHA ARTÍSTICADirección, actuación y diseño de plástica escénica: Daniel Astorga, Adriana Maroto, Natalia AmadorLibreto: María Julieta PintoFotografía: Esteban Alfaro-MoscosoTécnicos: Paulo Aguilar, Luis Diego CuadraEspacio: La Casona iluminadaFunción: 11 de marzo de 2016