Crítica de danza de 'Mamando leche de las estrellas': el valor del repertorio

En cada temporada de repertorio los participantes pueden evaluar su trabajo, mejorarlo y crecer. Eso ocurre en este montaje de Rogelio López.

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Con la presentación de la compañía de cámara, el director y coreógrafo Rogelio López, nos permite hablar sobre la importancia del repertorio a propósito del remontaje de Mamando leche de las estrellas(2017). Un trabajo donde se evidencia la producción interdisciplinaria en función de una idea: la relación del ser humano y el Universo.

Cabe recordar que la danza costarricense en la década del noventa vivió el auge de lo que denominé las obras desechables, ya que los creadores de esos años, estrenaron trabajos en cada temporada sin detenerse a revisar su producción y acostumbraron al público a consumir algo nuevo constantemente.

De ese modo, se perdieron creaciones interesantes que podrían haber formado parte del repertorio coreográfico nacional. Además, no le permitió a los intérpretes madurar o interiorizar en sus ejecuciones, aspecto fundamental para la proyección escénica y comunicación con el espectador.

Por suerte, cada vez más, las agrupaciones nacionales se han preocupado en reprogramar obras que consideran importantes y valorarlas como su repertorio.

López Danza está constituido por David Jiménez, Valeria Jiménez, Hazel Torres y Aldo Salazar, quienes volvieron a dar vida a Mamando leche de las estrellas y contaron con el aporte fundamental de Roberto Peralta que realizó el video, así como Fabián Arroyo que es el responsable de la banda sonora y Paula Ortiz quien junto a Shirley Portuguéz trabajaron como vestuaristas, todos bajo la dirección del coreógrafo.

Lo interesante de esta obra es la integración de los lenguajes participantes: danza, video, música y plástica escénica, los cuales se articulan sin competir para crear una poética, en la cual se expone la temática con claridad.

En su estructura, la obra de López no pretende ser narrativa y nos ubica en un mundo casi surreal, con personajes de corte fantástico y hasta oníricos cargados de un sutil erotismo que dibujan escenas de referentes universales. Siempre, dentro del estilo que ha venido desarrollando como autor independiente, calibra los cuerpos en vivo con las imágenes que emanan del proyector y se funden en una sola intensión. También como creador a decantado su estilo y lo ha llevado a una síntesis y demuestra mayor economía y optimización de los recursos utilizados.

En la ejecución, en el cuarteto, se percibe acople y limpieza en los trazos que dejan sus cuerpos en el espacio. No obstante, cabe señalar el papel protagónico que asume la bailarina Hazel Torres, principalmente en la primera parte. Torres, como intérprete, demuestra adecuada proyección escénica y aplomo en su corporeidad luciendo destreza técnica y logra dar al personaje variados matices, que luego retoma en la segunda sección de la obra junto a sus compañeros.

En fin, reponer una obra es valorar el trabajo creativo de todos los involucrados, es oportunidad de revisión y depuración. De igual modo, le permite a un nuevo público observar el trabajo sin que se convierta en desechable. Porque cuando vamos a un concierto de un grupo o artista preferido siempre queremos escuchar un tema de nuestro agrado, porqué no pude serlo en la danza, ver obras buenas y queridas.

Mamando leche de las estrellas

Compañía López Danza

Coreógrafo: Rogelio López

Intérpretes: David Jiménez, Valeria Jiménez, Hazel Torres y Aldo Salazar

Fecha: viernes 16 de marzo de 2018, 8 p. m.

Lugar: Teatro de la Danza