Crítica de danza de "El Cascanueces": Tradición que se consolida

El montaje: Es una propuesta que reúne mucho talento nacional

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De nuevo y como en muchas capitales del mundo en esta temporada, se ha programado el espectáculo El Cascanueces . Este clásico navideño se viene bailando desde el año 2008, en el Teatro Nacional, dirigido por las maestras y coreógrafas Patricia Carreras y María Amalia Pendones, quienes con la partitura de Piotr Ilich Chaikovski, se inspiraron en la versión de V. Vainonen y nos ofrecen una puesta en escena de calidad. Recordemos que este ballet cuenta con el argumento del cuento de E. T. A. Hoffman.

Se puede decir que esta es una iniciativa que mantiene el propósito de fomentar este lenguaje coreográfico e integrar a miembros de 28 agrupaciones en el país. De igual modo, durante estos años, hemos podido constatar como varios bailarines han ido creciendo técnica e interpretativamente en cada edición al asumir nuevos personajes, al lado de solistas invitados, y otros se afianzan en el mismo papel.

Para esta oportunidad, se contó con varios bailarines invitados provenientes de compañías extranjeras, como el Ballet de Praga y el New York Ballet Theater, así como varias agrupaciones nacionales.

En el primer acto, destacaron en los principales personajes: Lucía Passuello como Clara, Luis Piedra interpretó a Drosselmeier, Andrés Ávila encarnó a Fritz, Jorge Chávez bailó como el Arlequín y Jorge Wade intervino en el personaje del Moro.

También en esta sección, Lucía Baltodano y Natalia Krutko se lucieron al ejecutar la parte de las muñecas. Lo mismo hizo Ariel Sanabria al personificar al Rey Ratón, al lado del ejército de roedores. Al finalizar el primer acto, debemos destacar la intervención de Karina Ruiz, quien como la Reina de las Nieves se destacó por su seguridad y limpieza técnica; sin embargo, debe darle mayor diversidad a sus expresiones faciales.

Para el acto segundo, durante el viaje a la tierra de los dulces, Lucía Passuello y Steven Meléndez hicieron el dúo de Clara y el Príncipe Cascanueces con buena sincronía y desenvolvimiento técnico. Passuello se vio muy segura y liviana, así como su compañero con mucho aplomo.

Por su parte, María Laura Jiménez como la Reina de las Flores demostró madurez y soltura en sus variaciones.

Debo destacar la participación de Kristiane Feoli, en los segmentos de Hada de Azúcar y en el dúo al lado de Michal Stípa, miembro del Ballet de Praga. Ellos se vieron acoplados y realizaron los movimientos con buena precisión y con una proyección escénica solvente, que provocó un buen aplauso al concluir sus variaciones.

En general, las secciones grupales como los ratones y soldados o los payasitos y los ángeles mantienen los dibujos espaciales armoniosos y dinámicos. Sin embargo, en los segmentos de las flores o los copos de nieves se debe cuidar más la limpieza en los unísonos, especialmente procurar la sincronía que requieren las partes de los port de brass , por ser escenas donde el diseño de la línea es fundamental y todo el movimiento ha sido creado en función de la partitura musical.

El vestuario sigue estando bien cuidado con los aportes de Carlos Amador, Milo Junco, María Amalia Pendones y María Monákova, mas reitero que el diseño de los trajes de la escena de la danza árabe podría mejorarse. En las luces, la participación de Telémaco Martínez le dio los contrastes necesarios para cada una de las diferentes escenas.

En fin, El Cascanueces es una producción que cada año muestra un avance y se consolida ante su público seguidor.