Este era un chiquillo muy curioso y travieso que se escapaba para ir a los arrecifes a contemplar los corales, “donde diminutos peces de colores, cangrejos y esponjas marinas dibujaban el más fantástico de los paisajes”.
Han pasado más de 45 años desde que Guillermo Chino Porras dejó de ser un niño, pero las vivencias infantiles en su Limón natal reviven en sus pinturas ya de adulto y convertido en un artista consagrado.
Su más reciente exposición Caribe se exhibe en la Galería Siegfried Schosinsky, en la sede central del Banco de Costa Rica, en San José, y reúne 23 obras, entre pinturas y serigrafías, que traen al presente paisajes y personajes de aquella tierra, donde el sol emborracha y el mar refresca. Ahí, según dice Porras, la luz y el color de la vida son muy diferentes.
“Cuando me mencionan al Caribe, llegan a mi memoria un sinnúmero de formas y colores: días interminables de lluvia, los cocoteros, un olor a mar en los meses de marzo y octubre, un mar azul a veces sereno y, otras, tormentoso”, afirmó el artista, quien nació en Limón, donde realizó sus estudios de primaria y secundaria.
Al enfrentarse al lienzo en blanco, las imágenes aparecen nítidas, como si fueran de ayer. “Recuerdo el calor vaporoso que formaba hilos de sudor en nuestras espaldas cuando jugábamos de camino a la escuela”.
En sus obras cobran vida personajes que dejaron huella en su existencia. “Generalmente son pescadores que, en sus momentos de descanso, contaban historias de sus aventuras, algunas veces creíbles, otras no”.
El artista teje su propio mundo, entre real y fantástico, a partir de figuras geométricas.
“Mis pinturas muestran un complemento entre las formas sinuosas de las figuras humanas y los fondos en donde predominan las estructuras geométricas”, manifestó.
La muestra está abierta hasta el 29 de noviembre, de lunes a viernes, de 8:30 a. m. a 6.p. m.