Caperucita Roja: de mala a buena hija

La comedia musical está bajo la dirección de Allan Calderón y Kyle Boza. Estará en cartelera del Teatro Universitario hasta el 25 de mayo

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Caperucita Roja vivió en carne propia las consecuencias que trae el portarse mal con su madre. Por eso, ella quiere pedirle a los jóvenes de nuestro país que sean obedientes para que, en un futuro, sean personas de bien.

Caperucita salió del cuento infantil, que lleva su mismo nombre, para presentarse en las tablas del Teatro Universitario, en Montes de Oca de San Pedro .

La comedia musical Caperucita Roja está bajo la dirección de Allan Calderón y Kyle Boza, y estará en cartelera hasta el 25 de mayo. Las funciones son todos los domingos a las 11 a. m. y 3 p. m. en ese recinto.

Calderón comentó que la el montaje no comparte la misma trama del cuento.

“El mensaje original es el ataque del lobo hacia la niña. En este, quisimos contextualizar el trabajo en los problemas que hay hoy en día en el país. Recreamos la historia y la seccionamos: hay una parte en la que se habla de la relación que hay entre el leñador y el lobo; en la otra, hablamos de Caperucita y de la mamá”.

La historia. Caperucita, quien es interpretada por Fanny Vargas, es una adolescente de 16 años que no tenía una buena relación con su madre (encarnada por Fabiola Brenes, quien también hace de la abuela de la protagonista).

“Siempre pasan discutiendo, quisimos hacerlo muy similar a lo que ocurre realmente. Es decir, hay discusiones fuertes, porque es la típica joven que quiere ser tratada como adulta, sin querer responsabilidades de adulta”, contó Calderón.

Tras una pelea entre ellas, la mamá obliga a Caperucita a ir a visitar a su abuela, pero le pidió que se cuide del lobo que rondaba el bosque.

Producto de su rebeldía, la adolescente decide tomar un atajo, en donde se encontró con el peligroso animal. ¡Se la come!..., o al menos eso es lo que parece.

Paralelo. El leñador (Melvin Jiménez) y el lobo (Pablo González) tienen una antigua rencilla. Según Calderón, desde que eran pequeños, el leñador se burlaba de la apariencia física del lobo. “Acá queremos hablar sobre el bullying ”, dice.

El animal se cansó de tanto maltrato y por eso pensó en comerse a Caperucita, para simular ser malo y ganarse el respeto del leñador. ¿Lo logrará? Eso habría que verlo.

Las entradas para ver este espectáculo tienen un costo de ¢4.000 para público en general, y de ¢3.000 para niños, estudiantes y ciudadanos de oro. Se pueden reservar llamando al teléfono 2511-6722.